viernes, 22 de agosto de 2025

LA DIANA DE AÑOVER DE TAJO. LA MAGIA DE LA DIANA. Un cuento de Francisco García Díaz


En Añover de Tajo, cada 24 de agosto, las calles amanecían cubiertas de pólvora, tambores y ecos de trompetas. La diana del patrón no era solo una tradición: era un pacto silencioso que se repetía desde hacía siglos Nadie lo decía en voz alta, pero todos sabían que esa madrugada guardaba un secreto.

Entre las manos de Lucía, heredera de los viejos cofrades, brillaba un pequeño objeto que nunca había mostrado a nadie: una medalla de cobre ennegrecida, grabada con símbolos imposibles de descifrar. Su abuela siempre le había advertido que, llegado el día del patrón, debía llevarla al centro de la plaza mientras sonaban las primeras notas de la diana.

Lo que Lucía ignoraba era que aquella medalla no era un simple recuerdo: era la llave de una leyenda dormida bajo el pueblo, una que podía despertar con el estruendo de los tambores y el repicar de las campanas. Lucía se mezcló entre la multitud en la plaza.

 El reloj marcaba las siete cuando tres cohetes estallaron en el cielo, abriendo la mañana como un trueno de fuego. La gente saltó de júbilo, los abrazos se multiplicaron y la charanga de los músicos de la localidad estalló en notas alegres que parecían sacudir cada piedra de Añover de Tajo.

El gentío comenzó a serpentear por las calles, bebiendo, bailando, derramando risas que se unían a los redobles de la banda. Durante tres horas, Lucía caminó con la medalla ardiendo contra su pecho, sintiendo cómo cada compás alimentaba una energía invisible, como si el propio pueblo danzara para mantener vivo un conjuro.

Cuando por fin la multitud regresó a la plaza, ya abarrotada , los músicos atacaron los acordes de la famosa jota de Añover. El suelo tembló bajo el zapateado de centenares de pies, y en ese preciso instante la medalla estalló en un resplandor imposible de ocultar.

La gente, ajena al secreto, siguió bailando sin notar

que bajo sus pies se dibujaban, por un instante, los mismos símbolos grabados en el cobre. Lucía comprendió: la jota no era solo música, era el latido del sello, el cántico ancestral que mantenía cerrado el umbral.

La figura dorada volvió a aparecer ante ella, invisible para todos los demás.

Lucía apretó la medalla con fuerza, y por un instante sintió que todo el pueblo contenía la respiración. La jota seguía vibrando en cada rincón de la plaza, y ella comprendió que no estaba sola: eran los pasos, las palmas, las risas y los brindis de todos los vecinos los que alimentaban el sello.

Alzó la medalla hacia el cielo, y el resplandor que brotó de ella se mezcló con los colores de los cohetes que aún chisporroteaban en lo alto. La sombra dorada sonrió, inclinando la cabeza en señal de respeto, antes de desvanecerse como polvo al viento. El portal quedó sellado una vez más, fortalecido por la alegría del pueblo.

Nadie se dio cuenta del prodigio. Todos seguían bailando, abrazados, con la música de la charanga retumbando contra las fachadas. 

Lucía, liberada y feliz, guardó la medalla en su bolsillo, riendo con sus amigos como si nada hubiera ocurrido.

La jota alcanzó su clímax, y la plaza entera explotó en un júbilo desbordante. Los músicos soplaban con todas sus fuerzas, las botellas chocaban en brindis interminables, y la mañana de Añover de Tajo se llenó de un rumor eterno: el de un pueblo que, sin saberlo, había renovado su pacto con la luz.

EL PUEBLO, SU GENTE. SU MUSICA Y SU ALEGRIA ERAN LA LLAVE 

Y así, cada 24 de agosto, cuando la diana despierta al pueblo, nadie sospecha que en cada paso y en cada nota se guarda un secreto. Solo Lucía lo sabe… y sonríe al bailar, sabiendo que el verdadero poder de Añover no está en un objeto mágico, sino en la alegría compartida de su gente.

“Dicen los más viejos de Añover de Tajo…

…que cada 24 de agosto, cuando los tres cohetes revientan en el cielo y la diana despierta al pueblo, no solo comienza la fiesta del patrón… también se renueva un pacto muy antiguo.

Francisco García Díaz, hijo de Añover



LA ERMITA DE SAN BARTOLOMÉ, a lo largo de la historia

Si el cerro de la Vega y su castillo son el origen del “Añover bajo”, la ermita de San Bartolomé, con su manantial y su huerta, es el origen del “Añover Alto”. La primera cita sobre ella es de 1483 en la que se habla de la ermita como muy antigua y la primera iglesia de estos caseríos.

Durante el siglo XVI, se consolidan en Añover y quedarán fijadas, varias costumbres y tradiciones. 

Una de las principales, es el culto a San Bartolomé en su ermita; Don Gabriel Niño, hijo menor del Titular del Censo, fundará con esplendidez una capellanía colativa; adquiriendo la famosa huerta que ha llegado hasta nuestros días; bajo su mecenazgo, se realizan el año 1530 importantes obras constructivas y decorativas; probablemente con ocasión de recibir dos reliquias de extraordinaria significación y valor: Un dedo del Santo, y un cabello de Nuestra Señora

En el siglo XVII, inmersos en una corriente de renovación de templos –como ocurre con la ermita de la Virgen de la Vega y con la torre de la Iglesia- la vieja ermita fue sustituida por una nueva en 1676. Por estas fechas su manantial de aguas curativas era ya famoso hasta el punto de figurar en publicaciones como “Espejo cristalino de las aguas de España” del Dr. Limón Montero en 1697. En ella se hace alusión al regalo de un cuchillo de plata –símbolo del martirio del Santo- hecho por un escribano madrileño en agradecimiento por la milagrosa curación de una hernia intestinal.

En 1683 se produce la ruina de la Iglesia Parroquial de Santa Ana, construida entre 1530 y 1575, hasta el punto de tener que cerrar el edificio al culto; sacando al Santísimo Sacramento, que se traslada a la Ermita de la Vera Cruz; y se distribuyen entre esta ermita y la de San Bartolomé, los retablos, imágenes, y ornamentos.

El siglo XVIII trajo un período bonanza económica y progreso económico en la Villa de Añover de Tajo, situación que tiene su reflejo en las distintas instituciones del pueblo, y la considerada antiquísima Cofradía de San Bartolomé durante la primera mitad de siglo realiza un buen número de obras y adquisiciones de importancia en su ermita, Nicolás Trevisano realiza el retablo del altar mayor que después dora  Patricio López, se instalan unas puertas nuevas de “toda moldura”, realizadas por José Cabeza de Pantoja, el escultor Diego Rodríguez de Lima, realiza los altares laterales para el Cristo de la Misericordia y Nuestra Señora de Gracia, que se veneraban en esta ermita,…

También se construye un altar portátil y tres mesas de altar, para realzar el culto del Santo, en los días en que se trasladaba en procesión, desde su ermita a la Iglesia Parroquial.

En la segunda mitad de siglo se adquieren importantes objetos de plata, casullas y ornamentos; destacando por su importancia el trono de plata para San Bartolomé, realizado en Toledo en 1764 por el gran artista platero Manuel de Bargas, El Cabildo de la Cofradía de San Bartolomé encarga constantemente tiradas de estampas con la imagen del Santo, …

En 1878 el presbítero Don Pablo Aparicio describe la ermita, dice que consta de una nave con su capilla mayor, en cuyo centro se levanta un hermoso retablo de escayola, en el que se halla la venerada imagen del Santo. Dicho retablo fue construido en 1795 por el maestro de obras D. Pablo Capriani, bajo la dirección del Ingeniero Militar D. Tadeo López, vecinos de Madrid. A ambos lados se veneran las sagradas efigies del Santísimo Cristo de la Misericordia y de Nuestra Señora de Gracia, muy antiguas.

Los muros están cubiertos de exvotos (mortajas, bragueros, pinturas en lienzo, etc.), como muestras de agradecimiento por las curaciones milagrosas debidas a la intercesión del Apóstol. Al entrar en la ermita, a

su derecha, se halla la escalera q    ue da acceso a la cueva en que, por cinco aberturas naturales de las brechas, destila en bastante abundancia la prodigiosa agua con la que se lavan los enfermos.

Hoy en día San Bartolomé continúa siendo el Patrón de Añover de Tajo y en su honor se celebran las fiestas patronales que dan comienzo el 24 de agosto.

Si quieres leer más sobre San Bartolomé o la historia y tradiciones de Añover te invito a navegar por el blog “Añover de Tajo en el corazón y la memoria” (https://octocentenariodeanoverdetajo.blogspot.com/)

Fuentes:

“Añover de Tajo, historia y patrimonio” de Baraka Arqueólogos.

“Historia de la Villa de Añover de Tajo(1222-1848)” de Evaristo Martín Sandoval y Carmen Travesedo y Colón de Carvajal.

“La Sagra Todedana” de Fernando Jiménez de Gregorio.

“San Bartolomé en Añover de Tajo” de Don Pablo Aparicio.

Enlaces relacionados:

LA ERMITA DE SAN BARTOLOMÉ, primeras referencias históricas

LA ERMITA DE SAN BARTOLOMÉ, siglo XVIII nueva ermita.

Cristo de la Misericordia

Javier Rodríguez Sánchez, hijo de Añover


lunes, 18 de agosto de 2025

Pregones de las fiestas de San Bartolomé. Año 2000. Antonio Talavera Díaz

 

Prólogo del pregonero, Antonio Talavera Díaz:

 No es que yo no visitase por aquellos años Añover, puesto que no solían transcurrir muchas semanas sin que visitase a mi madre.  Sin embargo, solía hacerlo prácticamente de incógnito, a veces solo y de escapada; a veces acompañado de mi esposa y mis hijos. Hasta recuerdo haber llevado una o dos veces a mi suegra y alguna amiga suya, que, dada la afinidad de edad con mi progenitora, se lo solían pasar fenómeno. Por supuesto, llevaba a cada visitante nuevo a ver la vega desde la Soledad, para que se enterase de lo que vale un peine paisajístico en mitad de la Meseta 

Alrededor del cambio de siglo hubo una aproximación para que diera el pregón; aproximación que en algún modo me disgustó, porque, aunque suponía el reconocimiento oficial de mi “nacionalidad” añoverana, que muchos seguían poniendo en duda, implicaba, al mismo tiempo, que yo era una persona que había abandonado emocionalmente el pueblo para pasar a otras esferas vitales y culturales, como demostraba el hecho de que muchos “pregoneros” que había escuchado en años anteriores fuesen paisanos a los que no había visto el pelo durante muchos años, y de los que no volví a vislumbrar, en general, sus cabelleras en lo sucesivo.

 Pero el año 2000 fue diferente. La enfermedad de mi madre en el otoño de 1999 determinó que mis estancias en el pueblo fueran mucho más frecuentes que en los años anteriores. Además (y siempre he

creído que ese fue el regalo final de mi madre), los días que decidí visitarla y atenderla por la noche (martes y viernes, por conveniencia laboral) coincidían con los ensayos de la Banda (con mayúscula siempre, sí), cuyo Director, Ramón Doblado, era mi amigo casi desde la infancia. Comencé a asistir a los ensayos como oyente hasta que una tarde, en pleno camino, escuché por la radio una obertura de Rossini que ya conocía, pero a la que nunca había prestado demasiada atención. Me gustó e, inmediatamente, pensé: “Qué bien estaría esto para la Banda”.  En cuanto pude compré la partitura para orquesta y la adapté para los instrumentos de banda, todo ello con rotulador y en papel de música encontrado entre las cosas de mi padre que habían quedado en casa. Aquel final de otoño ya tuve la ocasión de presentar el concierto de Sta. Cecilia, presentación que se siguió dando a lo largo de más de 20 años, salpicada de otras colaboraciones, entre composiciones propias (incluída una zarzuela representada ahora hace 10 años) y adaptaciones de obras ajenas.

 El frecuentar Añover (y su banda) durante tanto tiempo debe haber determinado que no se me haya vuelto a mencionar la posibilidad de dar de nuevo el pregón, quizá porque, a los ojos del pueblo, pasara de ser un “oriundo que vive fuera” a ser un casi residente de la Villa. O a lo mejor es que las gentes han considerado que ya se me escuchaba bastante sobre un escenario como para, encima, aguantar mi perorata en un momento en el que lo que interesa es que, de una vez, comience la “pólvora” que es como en idioma añoverano se denominan los fuegos artificiales. Evento del que, por cierto, me ausenté aquel año, pues, debido a que nadie me avisó, al comenzar la presentación, del que debía esperar a que llegase la banda, una vez que la Autoridad correspondiente me dio la salida comencé a hablar y no fue hasta el final de mi disertación cuando vi que aparecía por la Calle del Estanco la batuta de Ramón Doblado. Así que, tras mi saludo final decidí, un poco (¿un poco?) contrariado, despedirme “á la française”, dicho en el idioma de Luis XIV (lo que traducido al lenguaje teatral significa que hice mutis por el foro), alcanzando a ver las luces de los primeros morteros desde la Cuesta Vieja…

 El discurso fue así:


Queridos paisanos:

Estamos al comienzo de la celebración de la fiesta anual que nos une a los que vivís permanentemente en el pueblo con los que, sin residir permanentemente en él, lo sentimos como nuestro desde la distancia, y que dedicamos todos los años a nuestro Patrón San Bartolomé.

Si bien se mira, el Santo tiene poca relación con nuestra región Castellano-manchega, ya que, según la tradición fue, entre los doce Apóstoles, el que se encargó de ir y predicar en tierras bien diferentes del occidente de Europa, ya que su territorio elegido fue la India. Sin embargo, tuvo la suerte de que, en un momento determinado, la Iglesia decidiese celebrar su fiesta tal que mañana, el día 24 de agosto de cada año, lo que le convirtió en un excelente candidato para que pueblos como el nuestro, tan atareados con la
siega y la era durante gran parte del verano, eligiesen, ya hace siglos, su día para celebrar la "Función" festiva, tan merecida al final de las faenas agrícolas de secano. Con ello descartaron ponerse bajo el patrocinio de otros Santos de más fama, por no decir categoría, ya que éste es un término que cuadra mal con lo celeste, como San Pedro o San Juan, demasiado madrugadores, o como Santiago, tan inoportuno para el que pasa el día haciendo peso en el trillo, o por el contrario, como San Andrés, tan remolón que celebrar la Fiesta en su día significaría, con toda probabilidad, que la pólvora resultase siempre mojada.

Es costumbre, desde hace unas décadas, que la Comisión de Festejos encargue a un añoverano de los que vivimos en otros lugares la tarea de pregonar las Fiestas. Este año me ha caído en suerte tal designación, suerte influida quizá por circunstancias que han hecho que en los últimos meses haya participado de la vida diaria del pueblo más que en todos los años transcurridos desde que me marché definitivamente, momento del que se puede decir, a pesar de las sequías sucesivas, que ya ha llovido desde entonces. He de admitir que esta designación me dejó un poco preocupado, pues muchos conocéis que lo que me gusta es hablar con vosotros no desde un balcón, como en una audiencia pública medieval, y sin otra cosa en las manos que estas notas que voy leyendo, sino cara a cara y uno a uno , o en pequeños grupos, a poder ser cerca de una barra y sosteniendo un café o una cerveza, dependiendo de la hora y de la estación del año. La preocupación, sin embargo, se disipó en el momento en que me di cuenta de que hablaros desde aquí me reportaba la doble ventaja de
poder hacerlo con muchos de mis amigos a la vez y, al mismo tiempo, tener la oportunidad de hacer más amigos entre los añoveranos (pocos, creo) con los que no he tenido oportunidad de hablar, que es como se entiende la gente, en Añover y en toda tierra de gentes honradas.

Mi misión en este estrado es, pues, dar el Pregón de la Fiesta, de acuerdo, pero, ¿En qué debe consistir un pregón? Cuando yo era niño, había en el pueblo un Funcionario del Ayuntamiento al que llamábamos "el pregonero". El último que conocí en activo, creo recordar que se llamaba José, de sobrenombre (o mote, como siempre se ha dicho aquí) el Pilero. Este buen hombre anunciaba su pregón (aparente redundancia, pero era así), con el toque de un curioso instrumento musical de una sola nota, técnicamente mitad saxofón, mitad trompeta, que yo habría querido tener hoy aquí, para hacer lo propio, pero de cuyo paradero, ni siquiera su nieto, que hoy toca la auténtica trompeta (y muy bien, por cierto) en la Banda, ha podido darme noticia.

Con o sin corneta, el pregón que debo dar aquí no debe ser parecido al que daban aquellos pregoneros
de antaño. Ellos anunciaban algo que la gente aún no sabia, ya fuese que "...En casa de Casimiro Parra hay gran surtido de pescado..." o que "Toda la persona que se haiga encontrao unas llaves, que haga el favor de entregarlas en el Ayuntamiento..." (Sin decir, claro está el nombre del propietario de las llaves, para evitar males mayores). Mi pregón anunciará, en cambio, algo que, desde hace un año, y también mucho antes, todos suponíais que iba a suceder, y es que, comenzando hoy y a lo largo de cinco días, se celebrarían las fiestas patronales del Año 2000 en honor de San Bartolomé.

Pues bien: a pesar de todo, es mi deber, mi tarea y mi honor, anunciaros, como Pregonero de que en la tarde-noche de hoy damos comienzo a la celebración de nuestra querida Fiesta que honra al Santo que, con el cuchillo en la mano, quizá como reza el cantar, "comiendo pan y melón" habita el resto del año en una casa que da vista a uno de los más bellos paisajes que pueden contemplarse en estas tierras mesetarias, y que es la vega del Tajo, cuya imagen persiste en las retinas de los que hemos desarrollado nuestra vida lejos de Añover y que, en el fondo, envidiamos a los que, habiendo permanecido en el lugar podéis renovar la imagen tan a menudo como deseéis tan solo con acercaros a ese mirador incomparable de la Ermita de la Soledad.

Pasadlo todos en estas fiestas tan bien como yo lo he pasado a lo largo de tantos años, y que el próximo nos sea a todos dado el reunirnos de nuevo aquí para escuchar a otro pregonero que, como yo ahora, terminará su alocución, estoy seguro de ello, con los mismos gritos que yo ahora lanzo: 

¡Viva San Bartolomé! 
¡Viva Añover!”


Antonio Talavera Díaz, hijo de Añover

Con este pregón de Antonio inauguro una nueva etiqueta, la de PREGONES DE LAS FIESTAS.





viernes, 15 de agosto de 2025

Memoria escrita de las Fiestas de San Bartolomé en Añover de Tajo

 


En este artículo hago un repaso sobre referencias escritas de nuestras fiestas a lo largo de la historia que he podido localizar, si ya he escrito sobre el hecho en otros artículos de este blog pondré el enlace correspondiente para visitar el artículo, como siempre no está cerrado, si con el tiempo localizo una nueva noticia, la incluiré en él.

Los orígenes de las Fiestas de San Bartolomé son claramente religiosos, relacionados con en el culto al Santo en su ermita, en el libro “SAN BARTOLOMÉ EN AÑOVER DE TAJO” de Don Pablo Aparicio, al hablar de la milagrosa curación de Santa Juana de la Cruz por la intercesión de San Bartolomé en su ermita, dice:

"Santa Juana nació el dia 3 de Mayo de 1481. Habiendo, pues, visitado este santuario con su madre y abuela, como se lee á continuacion del texto citado, siendo la Santa de dos años de edad, se deduce que tuvo efecto en 1485, á cuya sazon ya tenia fama esta romería."

También al hablar de la concurrencia a la ermita en los días de celebración en Agosto:

"Era tan grande la afluencia de gentes que concurria á

la fiesta del renombrado Apóstol desde sus vísperas, inclusa la octava, que las casas del pueblo, convertidas por aquellos dias en verdaderas posadas, eran pequeñas para albergar tan gran muchedumbre, compuesta de personas de toda edad, sexo y condicion, entre las que venian enfermos de todas clases, especialmente con hérnias y quebraduras.

Tanto era así, que en 26 de Agosto de 1688, la Congregacion del Santo acordó relevar los cofrades de algunas obligaciones, que en el dia de la fiesta les imponian las ordenanzas: «Por cuanto aquel dia es muy ocupado para los dichos congregantes, por los muchos huéspedes devotos que vienen de toda la tierra"

Si quieres leer más puedes dar en el siguiente enlace:

DEVOCIÓN Y CONCURRENCIA A LA ERMITA DE SAN BARTOLOMÉ DE AÑOVER DE TAJO (Don Pablo Aparicio en 1878)

Desde finales del siglo XIX las noticias vienen marcadas por los acontecimientos taurinos y la banda de música que amenizaba las fiestas, así en el 12 de Agosto de 1899 el el diario "La Campana Gorda" leemos:


En 1901 gran parte de la prensa nacional se hace eco de la desgraciada muerte de Ignacio Palmariño en la novillada de Añover, para leer más en el enlace:

1901 Ignacio Palmariño Bayo “Gavira Chico” encontró su triste destino en Añover

En 1906 en "El día de Toledo" del 25 de Agosto, da cuenta de dos noticias de las fiestas de Añover la participación de la banda de la Academia de Infantería de Toledo y una cogida en los toros:

En 1907 "El heraldo toledano" del 29 de Agosto da cuenta de otra cogida:


En 1908 "El heraldo toledano", cuenta de la animación de las fiestas y también la participación de la banda de la Academia de Infantería:


En 1911 en "La correspondencia de España" el día 18 de Agosto anuncia el cartel de toros de día 25:


También de 1911 tenemos la estupenda crónica de "Verde y Oro":

En 1912 grave cogida de Antoñete, dan la noticia "La correspondencia de España" y "Las provincias diario de Valencia", los toros son de Agustín Sánchez:


En 1913 vuelve Antoñete a Añover, tiene mejor suerte y es el triunfador de estas fiestas, el Eco toledano del 20 de agosto da la noticia,  a continuación dos interesantes enlaces sobre Antoñete en Añover:




En 1915 el día 27 de Agosto "La correspondencia de España" hace la crónica sobre los toros, no nombra a los toreros, parece desde el punto de vista de las reses, curiosidades:


El 26 de Agosto de 1918 "El eco toledano" da cuenta del ganado local de Antonio Sánchez Tardío, de la lidia no exenta de sustos y de la banda de música del Regimiento Inmemorial del Rey:




El mismo día 26 de Agosto de 1918 en el pleno del ayuntamiento, se acuerda la programación del año siguiente, lo vemos en el resumen anual del plenos del Boletín Oficial de la provincia de Toledo del 21 de Diciembre:




El 27 de Agosto de 1920 en "La libertad", Alcalareño II cogido al "veroniquear"


En las fiestas de 1923, de nuevo ganado local y otra cogida sin consecuencias, en "El liberal" del 28 de Agosto: 


En las de 1925 misma tónica, edición del 27 de Agosto de "El debate":


Inicialmente había pensado no incluir el año las fiestas de 1927 para no ser tan repetitivo, pero fue un hecho de demasiada relevancia en el pueblo para no mencionarlo, tened en cuenta que ese año a consecuencia del conocido motín del tío Boqueta no hubo fiestas, lo contamos en el artículo:


El 26 de Agosto de 1929 "La correspondencia de Valencia", nos cuenta:


El 25 de Agoto de 1930, toros a las diez de la mañana y a las cuatro de la tarde, en "El liberal" y "La libertad":











viernes, 8 de agosto de 2025

Canciones del Maestro Marino, "Pero sé reir", Twist

 


Cuarta y última colaboración del Maestro Marino con el cantante Eliseo del Toro, registrado en 1964 en la base de datos de la Biblioteca Nacional:


Veo otro registro del año siguiente, 1965:


Vídeo montaje en el que incorporo la letra:




viernes, 1 de agosto de 2025

Canciones del Maestro Marino, "Tu negrito Serafín", Bolero Son


 Tercera colaboración del maestro con Eliseo del Toro, como los otros tres temas lo he localizado remasterizado en 2008 en el álbum de "Todos sus éxitos", lo he utilizado para hacer el montaje de vídeo con la letra. Respecto al registro he visto al menos otros tres registros posteriores, el de Eliseo del Toro es de 1964, los otros corresponde a 1965, 1970 y 1972.






Pregones de las fiestas de San Bartolomé. Año 2025. Begoña García Sánchez

Saluda de la pregonera en el programa de fiestas Queridos vecinos y vecinas de Añover: Recibir el honor de ser pregonera de nuestras Fie...

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