Prólogo del pregonero, Antonio Talavera Díaz:
“Queridos paisanos:
Estamos al comienzo de la celebración de la fiesta anual que nos une a los que vivís permanentemente en el pueblo con los que, sin residir permanentemente en él, lo sentimos como nuestro desde la distancia, y que dedicamos todos los años a nuestro Patrón San Bartolomé.
Si bien se mira, el Santo tiene poca relación con nuestra región Castellano-manchega, ya que, según la tradición fue, entre los doce Apóstoles, el que se encargó de ir y predicar en tierras bien diferentes del occidente de Europa, ya que su territorio elegido fue la India. Sin embargo, tuvo la suerte de que, en un momento determinado, la Iglesia decidiese celebrar su fiesta tal que mañana, el día 24 de agosto de cada año, lo que le convirtió en un excelente candidato para que pueblos como el nuestro, tan atareados con lasiega y la era durante gran parte del verano, eligiesen, ya hace siglos, su día para celebrar la "Función" festiva, tan merecida al final de las faenas agrícolas de secano. Con ello descartaron ponerse bajo el patrocinio de otros Santos de más fama, por no decir categoría, ya que éste es un término que cuadra mal con lo celeste, como San Pedro o San Juan, demasiado madrugadores, o como Santiago, tan inoportuno para el que pasa el día haciendo peso en el trillo, o por el contrario, como San Andrés, tan remolón que celebrar la Fiesta en su día significaría, con toda probabilidad, que la pólvora resultase siempre mojada.
Es costumbre, desde hace unas décadas, que la Comisión de Festejos encargue a un añoverano de los que vivimos en otros lugares la tarea de pregonar las Fiestas. Este año me ha caído en suerte tal designación, suerte influida quizá por circunstancias que han hecho que en los últimos meses haya participado de la vida diaria del pueblo más que en todos los años transcurridos desde que me marché definitivamente, momento del que se puede decir, a pesar de las sequías sucesivas, que ya ha llovido desde entonces. He de admitir que esta designación me dejó un poco preocupado, pues muchos conocéis que lo que me gusta es hablar con vosotros no desde un balcón, como en una audiencia pública medieval, y sin otra cosa en las manos que estas notas que voy leyendo, sino cara a cara y uno a uno , o en pequeños grupos, a poder ser cerca de una barra y sosteniendo un café o una cerveza, dependiendo de la hora y de la estación del año. La preocupación, sin embargo, se disipó en el momento en que me di cuenta de que hablaros desde aquí me reportaba la doble ventaja depoder hacerlo con muchos de mis amigos a la vez y, al mismo tiempo, tener la oportunidad de hacer más amigos entre los añoveranos (pocos, creo) con los que no he tenido oportunidad de hablar, que es como se entiende la gente, en Añover y en toda tierra de gentes honradas.
Mi misión en este estrado es, pues, dar el Pregón de la Fiesta, de acuerdo, pero, ¿En qué debe consistir un pregón? Cuando yo era niño, había en el pueblo un Funcionario del Ayuntamiento al que llamábamos "el pregonero". El último que conocí en activo, creo recordar que se llamaba José, de sobrenombre (o mote, como siempre se ha dicho aquí) el Pilero. Este buen hombre anunciaba su pregón (aparente redundancia, pero era así), con el toque de un curioso instrumento musical de una sola nota, técnicamente mitad saxofón, mitad trompeta, que yo habría querido tener hoy aquí, para hacer lo propio, pero de cuyo paradero, ni siquiera su nieto, que hoy toca la auténtica trompeta (y muy bien, por cierto) en la Banda, ha podido darme noticia.
Con o sin corneta, el pregón que debo dar aquí no debe ser parecido al que daban aquellos pregoneros de antaño. Ellos anunciaban algo que la gente aún no sabia, ya fuese que "...En casa de Casimiro Parra hay gran surtido de pescado..." o que "Toda la persona que se haiga encontrao unas llaves, que haga el favor de entregarlas en el Ayuntamiento..." (Sin decir, claro está el nombre del propietario de las llaves, para evitar males mayores). Mi pregón anunciará, en cambio, algo que, desde hace un año, y también mucho antes, todos suponíais que iba a suceder, y es que, comenzando hoy y a lo largo de cinco días, se celebrarían las fiestas patronales del Año 2000 en honor de San Bartolomé.
Pues bien: a pesar de todo, es mi deber, mi tarea y mi honor, anunciaros, como Pregonero de que en la tarde-noche de hoy damos comienzo a la celebración de nuestra querida Fiesta que honra al Santo que, con el cuchillo en la mano, quizá como reza el cantar, "comiendo pan y melón" habita el resto del año en una casa que da vista a uno de los más bellos paisajes que pueden contemplarse en estas tierras mesetarias, y que es la vega del Tajo, cuya imagen persiste en las retinas de los que hemos desarrollado nuestra vida lejos de Añover y que, en el fondo, envidiamos a los que, habiendo permanecido en el lugar podéis renovar la imagen tan a menudo como deseéis tan solo con acercaros a ese mirador incomparable de la Ermita de la Soledad.
Pasadlo todos en estas fiestas tan bien como yo lo he pasado a lo largo de tantos años, y que el próximo nos sea a todos dado el reunirnos de nuevo aquí para escuchar a otro pregonero que, como yo ahora, terminará su alocución, estoy seguro de ello, con los mismos gritos que yo ahora lanzo:
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