sábado, 30 de octubre de 2021

Carta Puebla dada por el Rey Fernando III el Santo en Toledo el 6 de Enero de 1222 (año de la era de 1260) a favor de las personas que quieran ir a poblar Añover para si, sus hijos y herederos perpetuamente.

 Traslado del documento original en latín, conservado en el archivo de la Casa de Añover.

Por el presente escrito sea notorio y manifiesto, así a los presentes como a los venideros, que yo Fernando por la Gracia de Dios Rey de Castilla y de Toledo, junto a mi mujer la Reina Doña Beatriz, y mi hijo Alfonso, con el consentimiento y beneplácito de la Reina Doña Berenguela, mi madre, hago carta de concesión, confirmación y firmeza, a vosotros todos que habitareis en Añover, cerca del Tajo, presentes y futuros, la cual ha de valer perpetuamente. 

Y así, doy a vos para poblar, a derechos de costumbre y fuero de Toledo,
con sus términos, montes, sotos, prados, orillas, con sus entradas y salidas, y todas sus pertenencias; exceptuadas la heredades que me reservo para mi expensa, suficientes para doce yugadas de bueyes en cada un año; y exceptuando un huerto, que igualmente me reservo, y la pesca que se haga entre Cinco Yugos y Añover, que están al presente mis molinos; y excepto que no se prohíban allí los pastos, a los bueyes de mí expensa de Magán, cuando los conviniere. 

Todo lo demás, lo doy a vos, y a los hijos e hijas, vuestros sucesores, para poblar y tener por derecho hereditario, y poseer perpetuamente e  irrevocablemente, para hacer después de ello lo que quisiereis, vendiéndolo, cambiándolo, dándolo, y empeñándolo; pero que a mí y a mis sucesores hagan este fuero que en esta carta se expresa, y no es a otro, es a saber: que del pan, del vino y de las legumbres, deis a mi expensa la décima parte, antes de que diezmeis para la iglesia, y por cada yugada de bueyes, pagueis cada año en la Fiesta de Pascua, dos
monedas de oro y
  la mitad de un buey; y así según lo que labrare cada uno de vosotros, esté obligado a pagar la cantidad de dichas monedas; y que cada uno me hagáis tres labores, una al sembrar, otra al barbechar y otra al trillar. 

Y si alguno presumiere de quebrantar o disminuir en algo esta carta, incurra plenamente en la ira de Dios Omnipotente y padezca con Judas el traidor, las penas infernales, y pague al Real Erario mil monedas de oro en todo, y restituya duplicado el daño causado sobre esto. Fecha la carta en Toledo, el 6 de Enero de 1260, año cuarto de mi reinado. 

Yo el Rey Fernando que reina en Castilla y Toledo, mandé hacer esta carta que corroboro y confirmo de mi propia mano. 

Don Rodrigo Arzobispo de la Silla de Toledo, primada de las Españas, confirma. 

Mauricio, Obispo de Burgos, confirma. 

Don Tello, Obispo de Palencia, confirma. 

Geraldo, Obispo de Segovia, confirma. 

Lope, Obispo de Sigüenza, confirma. 

García, Obispo de Cuenca, confirma. 

Melendo, Obispo de Osma, confirma.

Domingo, Obispo de Ávila, confirma. 

Domingo, Obispo de Placencia, confirma. 

Juan, Canciller del Rey Abad de Valladolid, confirma. 



Sello de Fernando Rey de Castilla. 

Gonzale Rodrigo, Mayordomo de la Corte del Rey, confirma. 

López de Diego, Aférez del Señor Rey, confirma. 

Álvaro de Diego, confirma. 

Alfonso Tello, confirma. 

Juan González, confirma. 

Fernando Catanis, merino Mayor en Castilla, confirma. 

Ejidio, por mandato de dicho Canciller lo escribió.

Añover de Tajo. Carta Puebla (Facsímil) de Fernando III el Santo










lunes, 25 de octubre de 2021

Pinceladas sobre Fernando III de Castilla, El Santo

 

Fernando III es, sin duda, uno de los más relevantes reyes hispanos, no sólo de la Edad Media, sino de toda la historia española. Durante su largo reinado y como consecuencia de su política, se produjeron una serie de importantísimos acontecimientos que marcarían el devenir de España durante siglos.

Monasterio de Valparaíso, Zamora, 1199/1201 - Sevilla, 1252 - Rey de Castilla y de León. Con él volvieron a unirse ambas Coronas, al heredar el reino de Castilla por la muerte de su tío Enrique I (1217) y el de León por la muerte de su padre Alfonso IX (1230). Las dos herencias plantearon problemas y resistencias, salvadas gracias a la habilidad diplomática de la reina madre Berenguela.

Una vez sometidos los nobles díscolos y unificados los dos reinos, Fernando III de Castilla y de León dio un fuerte impulso a la Reconquista, aprovechando la superioridad militar obtenida sobre el Islam desde la victoria de su abuelo Alfonso VIII de Castilla en la batalla de Las Navas (1212). Dicha empresa habría de conducir a la reconquista del valle del Guadalquivir, que convirtió al reino castellano-leonés en un territorio mucho más extenso que cualquiera de sus vecinos, y en el único que conservaba frontera terrestre con el Islam (por la supervivencia del reino de Granada hasta el siglo XV).

Los primeros años del reinado de Fernando III transcurrieron en paz, pues desde 1214 se venían renovando las treguas firmadas por Alfonso VIII poco después de la batalla de Las Navas con los almohades, treguas que continuaron observándose durante el reinado de Enrique I (1214-1217) y los cuatro primeros años del de Fernando III, esto es, hasta 1221. En este año las treguas se renovaron hacia el mes de octubre por tres años más, por lo tanto, hasta 1224. Las treguas fueron escrupulosamente observadas por ambas partes, a pesar del clima de cruzada creado en Europa por el concilio de Letrán de 1215 y promovido por el papa Inocencio III.

Al finalizar el mes de septiembre de 1224 expiraban las treguas suscritas entre Castilla y el Califa almohade; había que tomar una decisión que significaba la paz o la guerra, y en la toma de esta decisión quiso

Fernando III que participara primero su curia ordinaria, reunida en el castillo de Muñó (Burgos) el domingo de Pentecostés, 2 de junio de 1224, y luego una curia extraordinaria de todos los magnates y prelados del reino convocada en Carrión de los Condes a principios del siguiente mes de julio. En ambas asambleas la decisión fue la misma: no renovar por más tiempo las treguas, que venían durando ya diez años completos.

Así se cerraban los siete primeros años de reinado de Fernando III, caracterizados por la pacificación y recuperación interior, por el sometimiento de los magnates y por el robustecimiento de la autoridad regia, todo ello destinado a la creación de un reino próspero, fuerte y unido a las órdenes del Monarca. Ahora se abría otra época de su reinado de veintiocho años de duración, que sólo acabó con su muerte, durante los cuales, sin pausa ni desmayo y con el apoyo incondicional y entusiasta de su pueblo, Fernando III se consagró a extender sus fronteras a costa del enemigo musulmán hasta acabar con el poder islámico, expulsándolo hacia África o sometiendo a vasallaje al último reino mahometano que quedaba en España, el de Granada.

Con su primera esposa, Beatriz de Suabia, Reina de 1219 a 1235, tuvo diez hijos, siete de ellos varones: Alfonso, Fadrique, Fernando, Enrique, Felipe, Sancho y Manuel, y tres hembras, dos de éstas muertas en edad infantil; la tercera, Berenguela, ingresó en Las Huelgas Reales de Burgos, donde fue designada como “señora de la casa”. Contrajo Fernando segundas nupcias en noviembre de 1237 con Juana de Ponthieu, con la que tuvo otros cinco hijos: Fernando, Leonor, Luis, Simón y Juan, pero los dos últimos murieron en su tierna infancia.

Notas sobre la reina consorte Beatriz de Suabia

A mediados de 1219 una comitiva castellana presidida por Mauricio, obispo de Burgos, llegó a la corte de Federico II de Alemania y, probablemente en Hagenau, en Alsacia, tuvo lugar la contratación matrimonial entre su cuarta hija, Beatriz de Suabia, y Fernando III. Beatriz, con la comitiva de hombres notables de Castilla, emprendió el camino desde Alsacia a Burgos, pasando por la Corte de París, porque deseaba saludar a la esposa del delfín, el futuro Luis VIII de Francia, y madre del futuro Luis IX de Francia, Blanca, hermana de su futura suegra, Berenguela. El 27 de noviembre Fernando fue armado

caballero en el monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas de Burgos, donde le entregaron su espada. El 30 de noviembre, en la misma ciudad, tuvo lugar la celebración de la boda en la catedral. La reina fue muy querida por el pueblo y suscitaba admiración. El cronista Rodrigo Ximénez de Rada, nada proclive a los epítetos, la describe como optima, pulchra, sapiens et pudica («buenísima, bella, sabia y modesta»). Y era muy amante de la cultura clásica y vernácula, algo que había asimilado formándose en la Corte del emperador Federico II. Ella transmitirá a su marido y a sus hijos un similar amor por la cultura. Su hijo Alfonso X el Sabio le dedicaría un elogio en una de sus Cantigas y en la Catedral de Burgos se conserva una escultura del siglo XIII que la representa.

La profunda religiosidad de don Fernando a lo largo de toda su vida, no desmentida en ningún momento, así como la memoria de su vida limpia, fueron creando en torno a su persona una fama de virtudes y santidad. El proceso de beatificación se puso en marcha en 1628, duró veintisiete años, y el 29 de mayo de 1655 fue aprobado el culto como beato, limitado a Sevilla y a la capilla de los Reyes. El 7 de febrero de 1671, el papa Clemente X extendía su culto a todos los dominios de los reyes de España y finalmente, el mismo Pontífice, lo canonizaba el 6 de septiembre de 1672.



Construcción del Puente del Arroyo de la Fuente del Valle en Añover de Tajo

El puente de la cuesta vieja es el llamado Puente del Arroyo de la Fuente del Valle , era de extrema necesidad para los de Añover, por habe...