Análisis de la población en Añover en estos años (3). Empezamos por el
campo: Jornaleros, labradores, meloneros y hortelanos.
En Añover de un total de 277 mozos, el 72% se dedicaban a la agricultura, actividad mayoritaria, de los cuales el 44% se declaran jornaleros, el 16% labradores, el 9% meloneros y el resto hortelanos.
Más del 9% eran ganaderos, repartidos entre pastores y
yegüeros.
Casi un 8% se repartían entre panaderos, sastres,
zapateros, herreros, yeseros y albañiles.
Y el 6% eran arrieros, carreteros, comerciantes o
trajineros.
Los jornaleros
eran la parte social mayoritaria y más débil, mano de obra que solo trabajaban
cuando les necesitaban y si el año venía mal, no había trabajo para muchos de
ellos. Revelador es lo que dijo el Cardenal Lorenzana, en una Pastoral de 1778:
Quienes más perdían eran aquellos que se veían obligados a
abandonar su pueblo en épocas de carestía, dejando su arraigo y lo poco que tuviesen,
arriesgando su vida la de su mujer y sus hijitos. En temporadas de escasez tan
duras, se solían encontrar a pobres muertos en caminos y pajares.
Los labradores
en Añover eran propietarios de pocas y malas tierras, la mayoría de las tierras
que llevaban eran arrendadas a los condes de Arcos, que además de ser
propietarios de muchas tierras y casas de Añover, eran los administradores de
las tierras de arzobispo de Toledo, Señor de Añover. También arrendaban tierras
en Barciles u otros sitios. Para asegurar el pago de las tierras que
arrendaban, en los contratos debían hipotecar sus tierras o casas (más de uno
se debió arruinar).
Sembraban principalmente trigo o cebada, sembraban un año y otro lo dejaban de barbecho y solían cambiar el cereal. También sembraban garbanzos, habas, lentejas, judías, alcarceña… en menores cantidades.
El ayuntamiento tenía un depósito de grano o pósito,
guardado con dos llaves, una la llevaba el responsable del pósito y otra un
cargo del concejo de Añover.
Para prestar grano a los agricultores de Añover que lo
necesitasen y pidiesen, el préstamo lo realizaba el ayuntamiento a grupos de
tres o cuatro labradores, todos respondían solidariamente por lo prestado al
grupo (por si alguno tenía una desgracia el común no perdía). Una vez cosechado
y recogido tenían que devolver lo prestado más las creces (que era como un 4%
de lo prestado). Este pósito servía a la vez como reserva del pueblo para los
años de escasez y era el primero al que recurrían las tropas para su abastecimiento
en caso de guerra.
Eran en esta época labradores de Añover: Tomás Sánchez Díaz
casado en 1791 con Benita Parra; Bonifacio Carmena Ortega casado en 1785 con
Francisca Carmena; Pedro Sánchez Comendador casado con Justa Agudo del Vellón; Leonardo
Carmena casado en 1791 con Mª Andrea Fernández. Todos ellos ascendientes mios,
abuelos o bisabuelos de mis abuelos.
Meloneros y
hortelanos. Arriba en el pueblo había dos huertas, la de San Bartolomé de
la ermita y la de la fuente de las mulas que el ayuntamiento arrendaba a
particulares, ambas muy apreciadas desde antiguo. En la vega regaban mediante
norias o zubas de madera a las que ataban los cangilones, de barro cocido, con
cuerdas de esparto, la cantidad de agua que sacaban con la fuerza de mulas o
borricos dando vueltas, solo daba para pequeñas huertas. En esta época los
melones de Añover tenían fama, seguramente los sembraban en la vega, casi todos
de secano o regados con poca agua.
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