Por Félix Alejandro Sánchez Sánchez
2. PRIMERAS LETRAS EN EL SIGLO XVIII.
Ciñéndonos al siglo XVIII, en el que todavía el Estado no sentía la responsabilidad de educar a la población, estas funciones eran en parte asumidas por la Iglesia, los concejos o instituciones privadas.
El gran problema fue durante tanto tiempo la falta de recursos, las gentes sobrevivían con grandes trabajos y se alternaban periodos de grandes penurias que arrastraban muerte y desolación y prevalecía por tanto una mentalidad de subsistencia en la que el trabajo infantil era lo usual y el aprendizaje en las escuelas se percibía, sobre todo por las familias más necesitadas, como un artículo de lujo.
La incorporación de los niños a las escuelas se hacía tarde o no se hacía, por no existir la obligación de hacerlo, por contar laboralmente con ellos, por entrar algunos tempranamente de aprendices o por alejamiento si las familias vivían en fincas lejos de los núcleos de población con escuelas.
La disposición para el aprendizaje era mala, los padres no lo consideraban importante y sacaban a los niños de la escuela demasiado pronto, como ya se ha comentado, para "ayudar" económicamente a las familias. Los muchachos fuera de la escuela, salvo raras excepciones, se sentían libres y satisfechos por ser ya "mayores" y descargados del ambiente opresor de una escuela con malas condiciones y en la que muchos no se sentían demasiado adaptados.
En estos años, en muchos pueblos de la Sagra ya había escuela de enseñanza de primeras letras cuyos gastos corrían a costa del concejo. La cantidad de
alumnos por maestro era grande, por lo que al maestro no le debían preocupar mucho las faltas de asistencia de sus alumnos. La separación por edades creo que se impuso después, pues solía haber un maestro por pueblo.¿Quiénes eran aquellos maestros y cuál era su formación? Para poder conocer a los antiguos maestros nos ayudará analizar los requisitos que se les exigía para poder desempeñar el oficio de maestro en el siglo XVIII. En la zona de influencia de Toledo las pruebas y requisitos eran los siguientes:
1. Presentación de una “Atestación auténtica” (era como se llamaba a los certificados) del ordinario eclesiástico de haber sido examinado y aprobado en la doctrina cristiana, es decir exigían un hombre con fundamentos y formación católica.
2. Testimonio de tres testigos, ante la justicia del lugar de su domicilio, de su vida y costumbres y limpieza de sangre. Buscaban hombres contrastados en su comportamiento, de evidentes buenas costumbres y sin vicios conocidos; lo de la limpieza de sangre coleaba de más antiguo por el tema judío.
3. Realización de un examen frente a uno o dos comisarios, con asistencia de dos examinadores y se le evaluaba ante escribano que levantaría acta "sobre la pericia del arte de leer, escribir y contar, haciéndole escribir a su presencia muestras de las diferentes letras y extender ejemplares de las cinco cuentas" (con la quinta cuenta no logro aclararme). Al menos cuatro personas participaban en tan curioso y decisivo examen, cuyos gastos iban por cuenta del interesado futuro maestro.
Esta última prueba técnica, conforme a la descripción, hace recaer la responsabilidad de evaluar la formación del futuro maestro, sobre los dos examinadores que se supone serían personas formadas y con experiencia en estas lides.
Reunidos todos los requisitos y superadas las pruebas, se enviaba el expediente a la Hermandad de San Casiano y si esta aprobaba los procedimientos y pruebas escritas, el Real Consejo despachaba el título de maestro correspondiente.
Se mezclaban los requisitos de la Iglesia con las evaluaciones civiles en el control de las pruebas. Hoy resulta sorprendente el envío del expediente a la Hermandad de San Casiano, para que diera su aprobación, pero se puede interpretar que dicha Hermandad era la garantía de que todos los requisitos se habían cumplido, al verificar todos los pasos dados en los expedientes que les llegaran, para después ejercer una labor de registro y custodia de documentos, función no prevista por el Estado pero que sería muy útil a los "titulados".
Con este título los maestros gozaban de los mismos privilegios concedidos a las universidades e hidalgos (no pagaban impuestos entre otros), además podían usar armas y no podían ser presos por causa que no fuera de muerte y en este caso la prisión sería en sucasa. Como veremos más adelante, quizá su sueldo fuera bajo, pero según lo expuesto, el reconocimiento social que daba el título era muy alto.
Las maestras y la enseñanza de las niñas eran harina de otro costal, para ser maestras necesitaban informe de vida y costumbres, un examen de doctrina y licencia de la justicia. Impartían doctrina cristiana, arte de leer y escribir, aritmética y gramática. Es de esperar que también aprendieran a coser, lo que hace pocos años hemos conocido como "labores".
El asentamiento de escuelas de niñas en los pueblos fue posterior a las escuelas de niños, se daba mucha menos importancia, si cabe, a la educación de las niñas y el número de mujeres analfabetas fue siempre muy superior al de los varones.
Otro documento notable e interesante que ayuda a comprender la situación de la educación en esta época y a que circunstancias se daba importancia, es el contrato del año 1745, entre el concejo de Añover y un maestro de primeras letras, sus cláusulas principales son las siguientes:
- Aceptará a todos los niños que quieran ir. (ni podía acotar el número de alumnos, ni desprenderse de los problemáticos).
- Desde octubre a marzo el horario será de 8 de la mañana a 12 y por la tarde desde las 2 hasta tocar el rosario. Desde abril a septiembre el horario será de 7 a 11,30 y de3 a 7.
- Ha de asistir todos los días con los alumnos al rosario y en las procesiones irá delante con ellos.
- La escuela estará separada de su habitación. (No podía hacer vida en la clase. Este punto se supone que lo pondrían por tener antecedentes de utilización de la escuela para otros usos).
- Cada niño le dará 4 maravedís cada semana y ha de tener doce pobres gratis, señalados por las justicias (Cada alumno ayudaba en los costes de su educación, con excepción de los 12 que no podían).
- Recibirá tres carros de leña al año (Naturalmente servían para calentar la escuela).
- El Concejo le pondrá escuela con los bancos y asientos necesarios.
- Puede vender a sus discípulos, papel, tinta y el material didáctico que necesite.
- La Villa le pagará diariamente 5 reales de vellón y lo hará por meses.
- El contrato tiene una duración de seis años.
Entre los maestros y los concejos se conocen ciertos litigios, así en algunos pueblos de la zona cesaron al maestro "porque castiga mucho y de forma arbitraria o en otro pueblo "por tener varios empleos,...que le imposibilitan la erudición, la disciplina y adelantamiento de los niños y porque falta mucho...
Félix Alejandro Sánchez Sánchez, hijo de Añover
Fuentes principales:
- Economía y sociedad en el Antiguo Régimen: La comarca de la Sagra en el siglo XVIII. Ramón Sánchez González.
- Estudio sobre Añover de la Sociedad de Estudios de Historia de España. Evaristo Martín de Sandoval y Carmen Travesedo y Colón de Carvajal.
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