jueves, 15 de diciembre de 2022

Una anécdota y una historia, por Alfonso Mantero Galán

A veces por medio de una sencilla anécdota nos acercamos a una pequeña historia. Esto es lo que me ha sucedido.
Es habitual que al hacer obras en la Iglesias se encuentren restos humanos, ya que durante mucho tiempo los enterramientos tenían lugar dentro del mismo templo. Los libros antiguos de Defunciones especifican normalmente el tramo o alguna característica para situar un enterramiento determinado, como pueden ser “enfrente del altar de...”, “junto a la lámpara de...”, “ante el presbiterio”, “en la capilla de...”.

En las obras de rehabilitación de la Iglesia que estamos llevando a cabo se encontró un cráneo, que se dejó en el mismo lugar en que se encontró. Los curioso es que tenía un papel bastante bien conservado, de 16 por 11 centímetros, doblado en cuatro partes y escrito en tinta negra en el que se leía lo siguiente (de todos los documentos antiguos hago la transcripción al castellano actual): 

“Esta cabeza es de mi Padre José de Rojas quien murió a 25 de Julio del año de 1717, y la deposité en este mechinal el día 4 de Agosto de 1734, cuando se estaba jarrando este frontis. Su hijo. Licenciado Antonio José de Rojas”. (La fecha coincide exactamente con la de construcción de la actual Iglesia después de que se derrumbara la anterior).

¿Quiénes serían estas personas?

En seguida fui al libro de Defunción correspondiente (nº 5, folio 42) y encuentro la partida de José de Rojas. Dice lo siguiente: 

“En veinticinco de julio del año de mil setecientos diecisiete murió en esta villa José de Rojas de edad de sesenta años marido de Antonia Izquierdo. Recibió todos los Sacramentos, hizo testamento ante Gabriel Gutiérrez, mandó decir por su alma trescientas misas rezadas de que tocan a la cuarta setenta y cinco. Mandó a los Santos lugares de Jerusalén doce reales. Mandó a Nuestra Señora de la Vega sesenta reales. Y al Santo Cristo de San Bartolomé otros sesenta. Nombró por Albaceas a dicha su mujer, y al Licenciado Antonio de Rojas su hijo. Y por herederos al dicho Licenciado y a Nicolasa su hija. Enterrose en grado de diez reales y cuatro de vestuarios de dos días. Lo firmo ut supra. Dr. Mateo de Reliegos”. 

(De esta partida se puede hacer notar lo siguiente: era una

persona de cierta importancia social a la vez que de práctica religiosa, lo manifiesta el hecho de hacer testamento, recibir los Sacramentos antes de su muerte, el número de Misas que mandó decir por su alma, el donativo que manda a Jerusalén, y los que envía a la Virgen de la Vega y a San Bartolomé aquí, en Añover).

Cierta intriga me lleva a ver si es posible saber algo más de esta familia, y con un poco de tiempo y mucho de paciencia, buscando en los diversos libros del Archivo parroquial, voy hilando una historia familiar que resumo en lo siguiente.

José de Rojas nació en Añover. Su partida de bautismo dice: 

“En la Iglesia Parroquial de esta villa de Añover de Tajo en doce de febrero de mil seiscientos sesenta años, yo fray Pº Menéndez con licencia del Sr. Cura bauticé a un niño de José de Rojas y de María López su mujer. Púsole por nombre José el cual nació a dos de febrero de este dicho año. Fue su padrino ad fontem Alº Sánchez. Avisele el parentesco espiritual. Siendo testigos Andrés Moreno sacristán y Francisco Díaz y Bartolomé Pascual todos vecinos de esta villa. Y lo firmo. Fr. Pº Menéndez”.

Casó en primeras nupcias el 3 de noviembre de 1679 con Manuela Gutiérrez (que había nacido el 9 de enero de 1657). Tuvieron dos hijos: Jerónimo, nacido el 2 de octubre de 1684, que no sobrevivió al padre, y Nicolasa, nacida el 6 de diciembre de 1686 (fiesta de san Nicolás, de ahí el nombre), de la que luego hablaremos.

Contrajo segundas nupcias con Antonia Izquierdo (nacida el 20 de enero de 1661). Así consta en el libro correspondiente: 


“En la Villa de Añover de Tajo en veintinueve días del mes de septiembre de mil seiscientos y ochenta y nueve años, habiendo precedido las tres moniciones que manda el Santo Concilio de Trento y Sinodales de este Arzobispado, la primera el día del domingo a dieciocho del mes de septiembre; la segunda el día miércoles a veintiún días del dicho mes, en
el cual se celebra la fiesta del Apóstol San Mateo; la tercera el día del domingo a veinticinco días del mismo mes entre la Misa Mayor, y no habiéndose descubierto algún impedimento legítimo yo el Licenciado Bartolomé García Cabello Teniente Cura de dicha Villa, desposé por palabras de presente a José de Rojas hijo de José de Rojas y de María López, y viudo de Manuela Gutiérrez, y a Antonia Izquierdo hija de Alonso Izquierdo y de Catalina Gutiérrez y viuda de Agustín Vázquez, vecinos y naturales de dicha villa, habiéndoles preguntado a ambos y tenido su mutuo consentimiento, siendo presentes por testigos conocidos Juº de Villaseca, Andrés Moreno y Juº Vázquez. Y lo firmo. Ldo Bartolomé Gª Cabello”.
La nota marginal dice: “En 3 de febrero de 1690 hice las ceremonias de las segundas bodas, y les dije la Misa del día y la oración que pone el manual. Y lo firmo. Ldo Cabello”. 

(Vemos que Antonia Izquierdo estuvo casada en primeras nupcias -el 12 de noviembre de 1681- con Agustín Vázquez -nacido el 6 de septiembre de 1657-, con quien tuvo varios hijos, entre ellos, Bartolomé Vázquez - nacido el 24 de agosto de 1685, fiesta de San Bartolomé, de ahí el nombre- de quien hablaremos).

En este matrimonio de José de Rojas y Antonia Izquierdo nacieron varios hijos, los mellizos Agustín y Francisco, nacidos el 7 de agosto de 1690, que no sobrevivieron al padre, y Antonio José, el autor de la nota que venimos comentando. La partida de Bautismo de este último es la siguiente: 

“En la Iglesia Parroquial de la Gloriosa Santa Ana de esta villa de Añover de Tajo en siete días del mes de mayo de mil seiscientos noventa y tres años yo el Licenciado Alfonso Díez de Cossío Teniente Cura de esta Iglesia bauticé solemnemente a un niño que nació a primero de dicho mes, hijo legítimo de José de Rojas y de Antonia Izquierdo vecinos y naturales de dicha villa, al cual le fue puesto por nombre Antonio José. Fue su padrino Juº de Villaseca de Sebastián a quien avisé el parentesco espiritual y la obligación de enseñarle la doctrina cristiana. Y lo firmo. Ldo Alfonso Díez de Cossío”.

Nicolasa de Rojas, de la que hemos hablado, hija de José de Rojas y Manuela Gutiérrez, y por tanto hermana de padre de Antonio José de Rojas, contrajo matrimonio el 30 de septiembre de 1711 con Bartolomé Vázquez, de quien también hemos hablado, hijo de Agustín Vázquez y Antonia Izquierdo, y por tanto hermano de madre de Antonio José de Rojas. No es de extrañar, pues vivieron en la misma casa desde que tenían tres y cuatro años, al casarse, ya viudos, sus respectivos padre y madre. Bartolomé y Nicolasa tuvieron una hija, Josefa María Vázquez, que continúa la línea familiar.

¿Y qué más sabemos del Licenciado Antonio José de Rojas?

Sólo dos datos que aparecen en el libro 6 de Difuntos: El 10 de octubre de 1751 fallece María Hernández y “puso por albacea al Sr. Sacerdote Decano de esta villa Don Antonio de Rojas”; y el 8 de noviembre del mismo año se puso como albacea “a Don Antonio de Rojas presbítero de esta villa”. Por tanto fue Sacerdote, aunque nunca ejerciera la cura de almas en esta Parroquia, además era licenciado, y por entonces era el Sacerdote más anciano de la villa. En este año de 1751 tiene Antonio José cincuenta y ocho años de edad. Lógicamente buscando en las partidas posteriores a esta fecha tendríamos que encontrar reflejada su defunción, si es que falleció en esta localidad, pero desde esta fecha hasta 1793 los libros están algo deteriorados y muchas de sus anotaciones son totalmente ilegibles, lo que es una lástima para nuestro intento, pues no se ha podido localizar.

En los libros consultados aparecen otros familiares o personas con el mismo apellido “Rojas”. Así tenemos constancia de Apolonia de Rojas, hermana de José de Rojas, bautizada el 17 de febrero de 1652. También cómo el 2 de mayo de 1692 es bautizado Matías “hijo de Carlos de Rojas, natural de Villaconejos”. Y el 20 de agosto de 1697 es bautizada Eusebia María, hija de Carlos de Rojas y de Alfonsa Campanero “naturales de Colmenar de Oreja y vecinos de esta villa”.

Sería muy interesante la lectura de todas las partidas de Bautismo, Matrimonio y Defunción utilizadas para este trabajo, pero sería demasiado extenso incluirlas todas. Se han transcrito las de más interés, que pueden dar una idea de cómo los Párrocos las iban escribiendo diligentemente, como seguimos haciendo en la actualidad. No obstante quiero reflejar algunas curiosidades encontradas en ellas.

En la partida de Defunción de Nicolasa de Rojas, ocurrida el 4 de diciembre de 1720 dice: 

“Recibió todos los Sacramentos. Hizo testamento ante Gabriel

Gutiérrez, mandó decir por su alma y devociones quinientas misas rezadas... Mandó a los Santos Lugares de Jerusalén doce reales, dejó honras y cabo de año. Mandó a la imagen de Nuestra Señora de la Concepción de quien era Camarera una joya de oro y de filigrana y aljófar”.

En la partida de Defunción de Antonia Izquierdo, acaecida el 14 de noviembre de 1726 dice: 

“Mandó decir por su alma cuatrocientas misas rezadas de que tocan a la cuarta parroquial cien misas y otras ciento se digan en el Carmen Calzado de Toledo y las demás a elección de sus Albaceas, y más se digan misas de a tres reales de vellón el día de su entierro. Dejó honras y cabo de año, que se le tome Bula de difuntos, a los Santos Lugares de Jerusalén dos reales de vellón”.

Y a modo de conclusión: Cuando el 4 de agosto de 1734 el Licenciado Antonio José de Rojas escribió la nota que venimos comentando y la depositó junto al cráneo de su padre, en el fondo pensaría que alguien en algún momento podría leerla (nadie escribe para no ser leído), pero nunca pudo imaginar que sería en febrero de 2004, cuando unos trabajadores de la Empresa A.C.J. Restauraciones S.L.L. de Mocejón, la encontrarían y la darían a conocer al Párroco actual, que movido por la curiosidad ha escrito estos párrafos para dar a conocer una de tantas historias de las familias del pueblo. Hoy también las historias de nuestras vidas van escribiendo la historia de nuestro pueblo.

Alfonso Montero Galán


2 comentarios:

  1. Excelente e interesante artículo. Me alegro de que el apellido (de) Rojas haya estado presente alguna vez en Añover... Por otra parte, hago notar lo cuidado de la dentadura de ese difunto, teniendo en cuenta su edad. Esto dice mucho de la higiene y el cuidado personal en entre las gentes de los pueblos a finales del siglo XVIII, que siempre hemos pensado que era cosa de tiempos posteriores...

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  2. Que conste que la foto la calavera la he buscado en internet, la del artículo según dice Don Alfonso está enterrada en el mismo sitio en la que se encontró.

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