3º REPRESENTACIÓN
1475- 1480 - Añover de abajo se muda a arriba
JUGLAR
¡Acercaos acercaos!
¡Espectadores míos!
¡Que aquí se os quiere bien!
¡Quedaos en silencio y prestad atención!
Os voy a relatar
el declive y el renacer
de un mismo Añover.
En el Siglo XV nos hallamos cuando en 1435,
Añover estrena al vigésimo Señor,
es el Arzobispo de Toledo
Don Juan de Cerrezuela, el nuevo gestor
Poco tiempo después...
es manifiesta la falta de interés
Se convirtió en desbarajuste por la
vista gorda del Arzobispado,
añadiendo el abuso de poder
al pueblo llano por parte de un villano
Ese villano era el alcaide del “castillo”
sin sentar en el banquillo
encarcelaba al obrero
por reclamar su puchero
El lugar de Añover mengua, de 55 a 12
moradores, a consecuencia de las injusticias ,
huyen los labradores.
Dejando atrás el campo fértil,
marchan buscando un nuevo amo
que les de amparo y
que no fuese un tirano.
A la vez...
El poder de los Señores feudales
rivaliza con el dominio de los reyes,
los vasallos son los que más pierden,
por carecer de leyes.
La ubicación de “Añover de abajo”
en los márgenes del Tajo
es malsana, padece los desbordamientos
del río un día sí y al otro también,
el poblado se vuelve insalubre,
por que la humedad todo lo cubre,
provoca enfermedad y
se convierte en complicado habitar.
Por ello en 1475 poco a poco, los pobladores de
Añover de abajo se van trasladando
hacia el norte,
ocupando un altozano,
subiendo el atajillo
repleto de esparto y tomillo.
Allí en lo alto,
ya existía una solitaria construcción,
la ermita de San Bartolomé,
les proporcionaba protección.
Habitada por un ermitaño
que les recibió un tanto huraño.
pero...
Tres eran, eran tres,
los que se oponían ver crecer
a Añover en lo alto del cerro
El Rey, la Iglesia y el Concejo,
ninguno de los tres atendían a consejo
ninguno de los tres sabían
que los de Añover, borrías... no tenían,
desafiando al poder
subieron la linde y se plantaron junto a
la ermita, sirviéronse de su agua y respiraron el
aire sano, observaron desde lo alto, el lugar... anegado
se dijeron: aquí nos quedamos.
Esos fueron los primeros,
los segundos pocos días después,
los terceros y los cuartos, en poco menos de un mes
subieron por la linde, más y más multiplicando los pies.
Construyeron sus casas, con piedras y barro
comenzaron a dar vida con animales tirando del carro.
A un territorio austero, en amable le convirtieron
Durante varios años convivieron los dos Añover
el viejo y primitivo,
con el joven y vivo,
dos poblados con misma denominación
y diferente ubicación.
El más antiguo terminando por desaparecer,
el más joven nos ha visto crecer.
Con un carácter atestao e insistero,
consiguieron los de Añover lo que se propusieron.
Diálogo “Añover de abajo se muda a arriba”
Personajes
Mujer: Blanca
Hombre: Tristán
Ermitaño: Zacarías
Tristán y Blanca (en
estado de gestación), Tristán lleva al hombro una especie de lona, en la que
porta las pocas pertenencias de la pareja.
Suben el cerro,
siguiendo el atajillo, llegan hasta la ermita de San Bartolomé.
Desde lo alto,
obtienen una panorámica, del cauce de el Tajo. Las tierras y el poblado
anegados por los desbordamientos del río.
Se dicen entre
ellos...
Tristán: Compadezco a los que allí abajo quedan. Ha sido difícil, tomar esta decisión, seguir viviendo en Añover nos hubiera hecho unos desgraciaos. Ahora tenemos que partir de cero y levantar un nuevo hogar.
Blanca: Atrás
hemos dejao a padres y hermanos, se quedan padeciendo (tristeza, sollozos),
prométeme Tristán que, en un futuro cercano volverán a reunirse con nosotros.
Tristán: Te
aseguro, Blanca. Que más pronto que tarde, disfrutarán de este aire sanador, al
igual que hacemos nosotros. Tienen el coraje y la gallardía, les falta el
empujón, de esto último ya me hago yo, el cargo.
Blanca: No
podemos errar y volver a “el lugar” ¡Nuestro hijo/a tiene que nacer aquí! Como
futuros padres tenemos la obligación de apartar a nuestro hijo de la miseria y
ofrecerle la oportunidad que nosotros mismos nos hemos otorgado.
¡Va a ser el primer nacido en el nuevo “Añover de arriba”!.
Sonríen y se dan un
abrazo. En esto que...
(Se oye ruido que
proviene de los alrededores de la ermita)
Se miran y se dicen un
tanto asustados: ¡ssssssssshhh! se hace uno al otro el gesto de guardar
silencio.
Tristán: ¡Parece,
que hay alguien...! ¿Quién anda ahí?(tarda unos
Zacarías: ¿Cómo
que quién anda ahí? Soy Zacarías. Vivo en esta cueva, este es mi hogar.
¿Quienes sois, a que habéis venido?
Blanca: Somos
vecinos de “el lugar”, ya sabe... de Añover. Anda que... ¡Vaya susto nos ha
pegao, usté! No imaginábamos que pudiera haber alguien por aquí.
Zacarías: Ah, si
“el lugar”, me parece que... está en decadencia, no pasa por su mejor momento.
Desde aquí, veo como los campesinos, escapan cada día de ese lodazal, a
territorios de mayor bonanza. Mi intención no era asustarles, no es costumbre
encontrar gentes por estas tierras. ¿Qué demonios están haciendo por estos
cerros? Por aquí arriba, no hay mucho que hacer.
Tristán: He de
reconocer que está en lo cierto, Añover se desangra, parece que haya caído una
maldición sobre el poblado. Llevamos décadas sufriendo los abusos de la
autoridad. ¿Y el río?. ¿Que le voy a decir del río?, nos lo pone difícil, no
nos quiere en su ribera. Hemos venido para quedarnos, estamos buscando un lugar
donde construir un hogar.
Zacarías: ¿Construir un hogar en este cerro?
Blanca: Sí, como
usté bien ha dicho. En el Añover de abajo, está mu mal la cosa. El ambiente
allí se ha convertido en lúgubre, muchos enferman y pocos se salvan, este lugar
nos parece idóneo para comenzar de cero, nos queda mucho por hacer. Soñamos con
que en poco tiempo, vecinos y nuestras familias, se unan a nosotros y entre
todos, construir un nuevo Añover
Zacarías:
¿Quieren decir que después de ustedes vendrán más?
Blanca: Sí, es lo
que deseamos, pero... Les retiene el miedo, el concejo con el alcaide a la
cabeza intenta disuadirlos y les advierte de las consecuencias por mudarse.
Nosotros, tal vez hayamos pecao de temerarios, pero nos puede más el porvenir
de nuestro hijo.
Tristán: Estamos
mu agradecios al río nos ha proporcionao agua, madera, caza y tierras fértiles,
en cambio ahora se ha convertio en el origen de nuestra desgracia, el agua...
enfanga las tierras y se mete en nuestras casas, eso nos ha traído enfermedad,
además llevamos años sometíos al abuso por parte de la iglesia y los señores
feudales, nos hacen pagar muchos impuestos y estamos ahogaos.
Zacarías: Desde
que era niño, no he vivido en comunidad, pero les entiendo. Incluso, se me hace
extraño hablar con ustedes. También fui mozo aunque no lo parezca, desde
entonces he llevado una vida solitaria, no suelo relacionarme con otras
personas. Ese es mi modo de vida y este es mi retiro donde cultivo en paz mi
propia vocación cristiana y espiritual. Discúlpenme ustedes, les pareceré un bicho
raro.
Tristán: No se
preocupe usté, Dios nos libre de juzgarle, somos gente de paz. Es un modo de
vida muy diferente al que hemos llevado nosotros, siempre acompañados y
rodeados de familia y vecinos, tiene sus cosas buenas y regulares, no se vaya
usté a pensar, que es mejor nuestra manera, que no es así.
Blanca: Perdone,
usté Zacarías. Hemos llegao esmayaos y con sed.
¿Podría usté darnos una poca de agua?
Zacarías: ¡Sí,
claro! Quédense aquí, vuelvo enseguida.
(Mientras esperan a
que el hombre les ofrezca el agua, observan el huerto bien cuidado, tiene
tomates, varios tipos de hortaliza, muy lustrosos).
(Al instante sale
Zacarías con dos cuencos de barro, rebosantes de agua. El hombre y la mujer se
la toman de una sentá).
Blanca:
¡¡buaaaa!! ¡Este agua sabe mu raro!
Zacarías:
Disculpe usted que me he confundido de vasija... Tome de esta otra, que es
caída del cielo, en los días lluviosos hago acopio.
Blanca y Tristán: Muchas gracias, está mu rica.
Zacarías: El agua
que emana del manantial que hay debajo de la ermita, tiene multitud de
propiedades. Aunque no me sirve para beber, por ser gorda y salitrosa, pero sí
para regar el huerto y que beban los animales. Antes que yo, en esta cueva
habitaron otros inquilinos, los hubo hasta musulmanes, con eso se lo digo,
todo. Lo que pasa es que con la reconquista cristiana, ya sabe... se tuvieron que
marchar. Desde tiempos inmemoriales, esta agua goza de magnífica reputación.
Blanca: Ya ves,
tan cerca y nosotros... no habernos enterao hasta ahora. Con la miseria que
hemos pasao allí abajo. Por cierto, da gusto ver el huerto, que lustre y hermoso
lo tiene to.
Zacarías: Mi
tiempo y trabajo se lleva. No se vaya usté a pensar, ¡eh!. Gracias, al huerto y
a esta agua, me suministro todo el año. Con algo de suerte, de cuando en cuando
algún conejo o perdiz cae en las trampas que tengo esparcías por estas tierras.
Eso me permite sobrevivir.
Blanca y Tristán:
¿Sabe Zacarías? No pretendemos molestarle, ni entrometernos en su vida. Es
que... como le hemos dicho hace un momento, buscamos un lugar seguro en el que
sentirnos protegidos, al amparo de San Bartolomé.
Zacarías: No
tengo ninguna autoridad, sírvanse ustedes y elijan el enclave que más les
convenga, para su casa. Desde joven he sido indiferente a los ojos de la gente,
eso hizo, que no tuviera más compañía que mis propios pensamientos y buscar el
retiro en lugares como esta ermita. Por cierto ¿Dónde van a pasar la noche? Un
poco más arriba de donde nos encontramos hay unas cuevas, en las que pueden
encontrar cobijo.
Blanca: Muchas
gracias por aconsejarnos, esta noche, preferimos dormir a la intemperie, a las
noches venideras nos refugiaremos en una de las cuevas que hay a poco de aquí,
hasta que construyamos una casa ,va a ser nuestra primera noche sobre el cerro
en el que se asentará el nuevo Añover, estamos contentos de disfrutar de este
ambiente sano, pisar este terreno y ser los primeros de lo que esperamos sigan
muchos más. Llevamos algunos enseres que nos protegerán del relente de la
madrugada. En cuanto el sol se esconda y se haga la oscuridad, la luna y las
estrellas, nos prestarán el techo más inmenso que nadie haya tenido.
Zacarías: A
ustedes que van a ser los nuevos pobladores del “Añover de arriba”, por tanto
mis primeros vecinos, para que se lo cuenten a las generaciones que están por
venir y puedan gozar de ello, permitan que este anciano se tome la licencia de
darles esta recomendación.
Les digo que el cielo de este lugar desde el propio cerro,
tiene magia.
En las noches de verano, guardando silencio, observo las
estrellas, allí tan inalcanzables, sin embargo al poco rato un millar de luces
parpadean a mi alrededor, las luciérnagas vienen a visitarme, es... como si las
estrellas bajaran, casi puedo tocar el cielo con mis manos. He peregrinado por
varios territorios del Reino de Castilla en mi extensa vida, les puedo asegurar
que el encanto de este lugar es lo más parecido al paraíso sin despegar los
pies del suelo.
No olviden ponerlo en práctica esta misma noche.
¡Qué Dios les bendiga!
Blanca y Tristán: Así haremos
Durante la madrugada,
Tristán y Blanca, insomnes e incapaces de dormir. Por la hermosura de la noche.
Se hacen estas preguntas:
Tristán: ¿Si tenemos una hija, como te gustaría
llamarla?
Blanca: Se
llamará Esperanza, ¿y si es varón?
Tristán:
Bartolomé.
Blanca y Tristán:
¡Qué venga sano!, le educaremos para que sea un hombre o una mujer, leal y
honesto consigo mismo y para con los demás.
Con el recuerdo del
firmamento más hermoso que ha visto hasta entonces,
Tristán toma la
decisión de salir a primera hora dirección a “el lugar”
Tristán: En
cuanto desaparezcan las estrellas y antes de que asome el sol, emprendo camino
a “Añover de abajo", he de anunciar y convencer a nuestras familias y
vecinos que se despojen del temor, se armen de valor y que aquí sobre esta
terraza, otra vida será mejor.
Juglar: Esta ha sido la hazaña de dos añoveranos, que pueden haber sido los antepasados de cualquiera de nosotros.
Arriesgaron, fueron pioneros y abrieron camino a los que vinieron después.
Nunca es tarde para romper con todo.
Nunca es tarde para empezar de cero, y...
Nunca es tarde para aprovechar una oportunidad.
En homenaje a las generaciones que habitaron estas tierras.
¡Muchas gracias por asistir! Y acompañarnos en este viaje.
Autor de la obra: Luis Javier Escribano Gómez
ELENCO:
Juglar: Inés Gómez Rodríguez
Tristán: José Manuel Velarde González
Blanca: Alicia Ramos Valenciano
Zacarías: José Luis Villasevil Rodríguez
Guitarra: Mario López Gómez
Montador de decorados: José Manuel Velarde
Director: Ernesto Duque
Narrador del paseo: Javier Rodríguez
Coordinador del paseo: Francisco García
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