Publico en dos artículos varias menciones sobre los melones de Añover tanto en obras literarias como en noticias de prensa.
El sí de la niñas (Leandro Fernández Moratín), Antonia (Nieves Concostrina), y Un banquete de Castelar (La Noticia Diaria).
Empiezo por la cita más conocida y reconocida por casi todos los
añoveranos, es la que hace Don Leandro Fernández Moratín en su obra teatral de 1806 “El sí de las niñas”, amigo y contertulio de nuestro ilustre paisano Don Casimiro Gómez Ortega.“¡Qué bobería! Desengáñese usted, señorita. Con los hombres y las mujeres
sucede lo mismo que con los melones de Añover.
Hay de todo; hay que saber escogerlos.
El que lleve chasco en la elección, quéjese de su mala suerte, pero no
desacredite la mercancía …”
Otra mención literaria es la de la periodista y escritora Dª Nieves
Concostrina en su novela de 2014 “Antonia” :
“Juana Herrero era verdulera en la esquina de la calle Santa Isabel con
el pasaje de Doré, esa castiza zona de Madrid encastrada entre Lavapiés, Antón Martín y Tirso de Molina. Allí voceaba sus repollos en temporada, flores por los Santos y pollos en Nochebuena. En verano trasladaba el puesto a Las Vistillas aprovechando que los madrileños repetían año tras año el rito de hacer una merienda con el culo aplastando el fresco de la hierba. Esa atalaya junto al viaducto era inigualable para hincarle el diente a un buen melón recién llegado de Añover de Tajo mientras se contemplaba la ribera del Manzanares con la Casa de Campo al fondo.”Ahora os voy a ir desgranando algunas noticias históricas:
En su página 3,
En una columna de la sección de “VARIEDADES” y con el título
“AUSTERIDADES DEMOCRÁTICAS”, “Un banquete de Castelar”, copio el texto completo de la noticia:“Vamos hoy a poner a la vista de nuestros lectores una comida
del gran tribuno, la comida de Navidad. Después de ella bien podría declamar
con pulmones como fuelles de órgano en fiesta mayor, contras las magnificencias
y despilfarros del Antiguo Régimen. Vamos sospechando que esos santones de la
democracia moderna se sienten con vocación de reyes y a faltan de mejor camino
para realizarla toman al pueblo para escabel y la palabra libertad como
señuelo. Pero vayamos a la comida, que es suculentísima:
Ostras del Cantábrico
Sopa a la marinera
Arroz con pollo a la alicantina
Lubina de Galicia
Filetes de solomillo con legumbres de Navarra
Fritos variado
Anguilas del Tajo
Menestra aragonesa con jamón, alcachofas y guisantes
Jamón de Trevélez crudo con aceitunas aliñadas de Córdoba
y Sevilla
Butifarra en fiambre blanquillo a frito de longaniza
Espárragos de Logroño
Pavo asado y ensalada
Sopas en leche
Empanadas de picadillo de carne y dulce
Tortas de miel, turrones de todas clases, peladillas,
mazapán, yemas de San Leandro, cascas de Valencia y almíbares de Granada
Quesos de Burgos, de Asturias y Galicia
Melones de Añover,
peras de Ronda, dátiles de Elche, naranjas, granadas, plátanos y piña.
Los vinos, aparte del Jerez y del Pedro Jiménez, era lo único que había
extranjero en la mesa.
El café se lo mandan directamente de Caracas, y los
cigarros con que pone término a los obsequios a sus invitados, los recibe de la
Habana encerrados en tubos de cristal para que no pierdan nada de su aroma, y
en cajas plateadas.
A esto quedan reducidas la austeridades democráticas de los
modernos redentores del pueblo, a hablar mucho y a comer mejor.”
Desde luego que los melones de Añover se consideraban uno
de los manjares más preciados de España.
Continuará …
Javier Rodríguez Sánchez, hijo de Añover
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