2ª Representación
1222, concesión de la Carta Puebla.
Dentro se oyen voces de personas excitadas por el fragor de
la tormenta.
López: Por aquí
sus majestades, una puerta abierta.
Fernando: Vamos
señoras, deprisa.
López: Vosotros,
pasad ese baúl, que lleva ropas de recambio para sus majestades.
Se oye un portazo, sigue la tormenta pero queda el ruido
amortiguado.
Berenguela: Vamos a cambiarnos, que estamos empapadas.
Fernando: “Domine
ab hac tempestate nos defende” (Señora protégenos de esta tormenta)
Ana: ¡Qué raro habla!
Se oyen risas de un grupo de niños.
López: ¡Pero bueno! ¡Menuda panda de descarados!
Siguen riendo hasta quedar en silencio.
Se ilumina el escenario, es una sala del trono con sillones
para el rey, la reina y la reina madre.
Salen a escena sus majestades (Fernando, Beatriz y
Berenguela) junto con las damas de la corte, terminando de colocarse la ropa
que se acaban de poner al quitarse la mojada. Se dan cuenta de la sala a la que
están entrando con caras de asombro.
Fernando: ¡Qué
bien! Ni que nos estuviesen esperando.
Beatriz: Muy
bonito, que buen gusto.
Berenguela:
Sentaros Beatriz, que en tu estado…, ¿Qué tal estás?
Beatriz: No se
preocupe madre, que estoy muy bien.
Las damas quedan intercaladas a ambos lados de cada trono, entra
López con muestras de estar muy liado.
López: Señoras,
Señor, ¿Todo a su gusto?
Fernando: Sí,
desde luego, ¿Dónde estamos López?
López: A decir
verdad, no lo sé, pero esperad un poco, voy a ver si pillo de las orejas al
descarado de antes.
López sale de escena y vuelve a entrar con una pandilla de
niños.
López: Sus
majestades, dicen que o entran todos o no entra ninguno, que les da vergüenza,
me da a mí que no hay mucha verdad en ello.
Ríen sus majestades y son seguidos por los niños.
López: ¿Quién ha
hablado antes?
Se adelanta Ana con muestras de darle vergüenza.
Beatriz: ¿Cómo te
llamas niña?
Ana: Me llamo Ana, para servir a Dios y a ustedes que “pa” eso son los reyes.
Los demás se ríen, y al tiempo se adelanta un niño
poniéndose al lado de Ana.
Bartolomé: Yo me
llamo Bartolomé, y también para servir a Dios y a ustedes que “pa” eso son los
reyes.
Se adelantan los demás niños.
Sancho: Yo me
llamo Sancho, para servir a Dios y a ustedes que “pa” eso son los reyes.
Elvira: Yo me
llamo Elvira, para servir a Dios y a ustedes que “pa” eso son los reyes.
Blanca: Yo me
llamo Blanca, para servir a Dios y a ustedes que “pa” eso son los reyes.
Pedro: Y yo me
llamo Pedro, para servir a Dios y a ustedes que “pa” eso son los reyes.
Interviene Fernando para frenar el jaleo.
Fernando: Vale,
que ya nos lo sabemos y además lo habéis dicho muy bien. Veamos, Ana, ¿Cuéntame
cosas de este lugar?
Ana: Se llama
Annover.
Fernando: Dime
algo más de Annover.
Ana: Por aquí al lado pasa el río Tajo, y ahora mismo estamos en el cerro del castillo en el que hay un cillero, que es un sitio para guardar el grano para hacer el pan, nosotros vivimos debajo del castillo, cerca del río.
Fernando:
Bartolomé ¿Qué se cultiva en Annover?
Bartolomé:
(nervioso) Para servir a Dios y a ustedes que “pa” eso son los reyes.
Fernando: Eso ya
lo habéis dicho todos, respóndeme a lo que te he preguntado.
Bartolomé: Pues
mi padre siembra de todo, (empieza a recitar atropellándose) trigo, melones,
sandías, coles, alcachofas, calabazas, cebollas, judías para gachas, …
Fernando: (con
las manos hace señas de que pare) De acuerdo ya me hago una idea.
Bartolomé: (Se da
cuenta de que se le ha olvidado algo importante) También una viña.
Resto de niños:
(Gritan) Y mi padre y mi madre también …
José: (Grita más)
Mi padre es carpintero (ahora un poco más bajo) hace sillas, mesas, armarios, …
López: Bueno, ya
lo habéis contado todo, ya podéis salir fuera. (les invita con los brazos a que
salgan.
Blanca: (Levanta
la mano y al tiempo habla alto) Dice mi madre que les quieren recitar una
poesía.
(Fernando, Beatriz y Berenguela se miran y asienten)
Berenguela: Que
tengan la bondad de pasar.
(López sale fuera para buscar a las madres y pasa con el
grupo que se unen a los niños, se colocan y hacen una reverencia)
Berenguela: Podéis empezar.
Romance de Valdovinos
Por los caños de Añover,
por do va el agua a Barcilés
por ahí iba Valdovinos
y con él su linda amiga.
Los pies lleva por el agua
y la mano en la loriga',
con el temor de los moros
no le tuviesen espía.
Júntanse boca con boca,
nadie no los impedía.
Valdovinos, con angustia,
un suspiro dado había.
¿Por qué suspiráis, señor,
corazón y vida mía?
O tenéis miedo a los moros,
o en Francia tenéis amiga.
No tengo miedo a los moros,
ni en Francia tengo amiga.
mas vos mora y yo cristiano
hacemos muy mala vida,
comemos la carne en viernes,
lo que mi ley defendía,
siete años había, siete,
que yo misa no la oía;
si el emperador lo sabe
la vida me costaría.
—Por tus amores, Valdovinos,
cristiana me tornaría.
Yo, señora, por los vuestros,
moro de la morería.
(Sale López y tras él Berenguela, quedan solos Fernando y
Beatriz y se apaga la luz, el escenario queda a oscuras)
Fernando: Seguro
que son buenas tierras y no cabe duda de que estas buenas gentes merecen disponer
de su vega para alimentar a sus familias, y que también vengan de otros lugares
a este alegre Annover.
Beatriz: Me
parece muy, y que tengan las mismas prebendas que los habitantes de Toledo, lo
debes proponer a tu consejo y que 1222 sea su año de nacimiento, ¡Qué cansada
estoy!
Fernando: ¿Seguro
que estás bien? Y Alfonsito ¿También está bien?
Beatriz: Pero que
“cachopapo” eres.
Fernando: (Ríe)
¿Qué me has dicho?
Beatriz: Algo que
he oído de las annoveranas, y ahora me ha parecido oportuno decírtela. Por
cierto una mujer me ha dicho que cuando pasen al menos 800 años, en la iglesia
de Annover pondrán una estatua tuya como Santo.
Fernando: Vamos a
dormir y deja de decir “paponás”.
Ríen los dos.
En este momento termina la obra, los reyes se levantan de
los tronos, estos se retiran sacándolos a los lados (lo pueden hacer las damas),
en el centro del porche quedan Fernando y Beatriz.
Empiezan los aplausos del público, un momento de aplausos y
se abren las puertas de la ermita con la Virgen de la Soledad especialmente
iluminada.
Beatriz: ¿Acompañamos
a la Virgen de la soledad?
Fernando: Desde
luego Beatriz.
Se vuelven hacia la puerta y cogidos de la mano caminan
hacia la imagen, se arrodillan en el reclinatorio y pasan a la ermita todos los
personajes de la obra.
Autor y director: Javier Rodríguez Sánchez
Elenco
Fernando: Rodrigo Moreno
Beatriz: Noelia Aranegas
Berenguela: Cande Gutiérrez
López: Daniel Albarrán
Ana: Inés Gutiérrez
Bartolomé: Miguel Albarrán
Poetisas: Ana Pinto y Isabel García
Niños: Alonso Arribas, Ana García, Jimena Villaluenga, Zaira Arcos, Aurora Arribas, Galia Villaluenga, Mauro Arcos, Pablo García y Rodrigo Arcos.
Damas: María Rosa Gómez, Pepa Herrando, Consagración Carmena, Sagrario Carmena, Cristina González, Dolores Orgaz, Isabel Estévez, Jimena Villaluenga y Zaira Arcos
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