sábado, 13 de julio de 2024

CARPETANOS Vs CARTAGINESES. Teatro itinerante en Añover de Tajo, nuestra historia, 6 de julio de 2024 Ermita de la Virgen de la Soledad

 


JUGLAR:

Un redoble de tambor llama la atención del público.

Un juglar al lado del tambor grita:

¡Vengan vecinos vengan!

Cuando se ha hecho coro comienza a recitar con voz fuerte y ampulosa:

Les quiero contar amigos una historia singular ganada siempre por buenos, los perdedores no lo quisieron contar.

Y no empiezan en los romanos comienza siglos atrás con mil héroes y villanos que vivieron y murieron en este sacro lugar.

Carpetanos los llamaban y ya os hablo de Añover carpetanos que en el Tajo cazaban pescaban y podían beber.

Es una historia muy larga tan larga, tan larga que he de acortar.

Os contaré una batalla que hubo cerca del lugar.

Aníbal era un gran jefe de un Ejército singular, de africanos elefantes, caballos y soldados…, sin contar, que un verano de calor querían cruzar el río para volver a Cartago después de luchas y líos

Llevaba el ejército africano esclavos, ganados, granos que con violencia arrancaron en tierras del norte hermano.



Aparece una mujer (M) vestida con harapos y con muchos y despeinados pelos, preguntando a un hombre barbudo (H1), mal vestido de guerrero, grande y armado de una gran espada.


M¿Tu estuviste en la reunión del río Tajo?

H1. Si claro, es la reunión más grande que se ha hecho. Estaban los jefes de todas las ciudades y

aldeas de los alrededores con sus gentes de armas dispuestos a luchar en unión ¡lo que nunca se hace! Fue muy emocionante ver a todos los pueblos carpetanos juntos.

Además estaban grupos de vettones y de vacceos del norte que habían venido huyendo del gran ejército que les atacó. 

Hubo un conclave de jefes, yo estuve de guardia de la tienda y luego salió Hilerno jefe de Toledo y nos contó que los del norte, vettones y vacceos sabían cómo luchaban los que venían a nuestras tierras.

M. Yaaa, ¿Y cómo venían?

H1. Pues venían un gran número de guerreros, con gran organización y armas. El jefe de ellos, Aníbal, traía muchos jinetes africanos númidas, también traían carros de guerra y grandes alifantes. No convenía una lucha en campo abierto, no nos convenía que la lucha fuera a caballo, como muchos de los nuestros querían, a los pueblos del norte los masacraron cuando salieron de las ciudades a luchar.

M. Bueno y ¿entonces que hicisteis?

H1. Los jefes decidieron esperarles en el vado del río por donde tenían que cruzar, sobre todo porque venían muy cargados, con mucho grano y mucho ganado que habían robado a nuestros hermanos del norte.

Nuestra gente estaba muy animada, era una fiesta, si vencíamos el botín era grande. Hubo una gran comilona y mucha hermandad, lo pasamos muy bien.

Se reunieron todos los adivinos, unos leyeron el vuelo de las aves, otros estudiaron las vísceras de los animales sacrificados. Las famosas augures del río leyeron los mensajes de las ninfas Barcilienses en la corriente de agua y en los árboles… 

M. Que interesante ¿Y qué dijeron los augures?

H1. Todos los adivinos hablan mucho y muy enrevesado. Yo entendí que Aníbal era un protegido de los dioses pero que nosotros tendríamos un día bueno para vencer lo que produjo gran alegría, en un día les venceríamos.

M. Vosotros erais muchos, ¿Ellos también eran muchos?

H1. Si, se acercó a cruzar el río un ejército enorme. Yo me subí a un árbol y desde la altura pude ver lo que nunca había visto, iban por grupos, cada grupo llevaba las mismas armas, con corazas, escudos y cascos. 

Traían muchos caballos y detrás carros con cuchillos en la ruedas tirados por cuatro caballos, traían unos monstruos horrorosos con colmillos grandes y patas gordas que tiraban más que 20 caballos, dicen que se llaman Alifantes. 

Detrás los grupos de a píe con columnas de esclavos, carros con grano y grandes rebaños de ganado.

Nosotros les observábamos y esperamos escondidos en los sotos más frondosos a la orilla del río.

M. Pero os sacudieron ¿N0?

H1. No, no, el primer día de batalla, ellos trataron de entrar en el soto con caballos ligeros, pero desde los árboles y por todos lados les descabalgaban y sufrieron graves pérdidas. Después entraron con guerreros a píe y les plantamos cara les dimos bien. La lucha fue muy encarnizada murieron muchos de ellos. 

Luchamos y luchamos hasta el anochecer, ya estaban vencidos pero con la noche nos retiramos a la otra orilla para rematar la faena al día siguiente. Pero sabes, … es un mal bicho ese Aníbal.

M. ¿Y qué pasó el segundo día?

H1. Mejor que te lo cuente Caraca que fue con sus dos hijos, mira por ahí viene.

 

(Aparece otro guerrero (Caraca), con un llamativo descalabro en la cabeza)

 

M¡Hola Caraca! ¿Qué te ha pasado en la cabeza? 

Caraca. Una desgracia ¡Con lo bien que nos fue el primer día! El segundo día fue una desgracia.

M. ¡Pero con lo contento que ibas a la lucha! ¿No decías que ibas a traer muchas riquezas?

Caraca. Si hubiera podido…. Con todos los carros cargados que llevaban,… me habría traído uno y mis hijos otro.

M. ¡Qué mala suerte! Y encima descalabrado.

Caraca. Pues la lucha la llevábamos bien, casi los habíamos vencido. La pena es que comenzamos a luchar tarde, todo empezó al mediodía, los combates se prolongaron y la noche se nos echó encima.

Nos tuvimos que retirar a la otra orilla del río, de noche no se lucha y la gente estaba muy cansada. Pusimos centinelas y a dormir.

Al amanecer volvimos a por ellos, queríamos rematar a faena.

M. Si claro, creo que la rematasteis bien.

Caraca. Este segundo día fue una desgracia. Nos estaban esperando en su orilla del vado del río. 

Dejaron pasar el río a los primeros, pero pronto cortaron el paso por su orilla con caballos y alefantes. Debieron tomar esas posiciones por la noche, nosotros casi todos cruzábamos el río a pie y con el agua no podíamos movernos bien. 

A mí me pillaron cruzando el vado, uno chiquitito montado en un caballo negro llevaba la cachiporra más larga de todos y me sacudió por detrás.


M. Pero si te llevaste a tus hijos, no te avisaron.

Caraca. No me dio tiempo a nada, con el agua a la cintura apenas me podía mover y ellos nos estaban esperando montados en sus caballos. 

Cuando me pegaron el trastazo en la cabeza me llevó la corriente del río y eso me salvó. Mas abajo me sacaron mis hijos, que no habían cruzado el río y luego me lo contaron.



AutorFélix Alejandro Sánchez Sánchez.

Elenco

Juglar: Eduardo Salgado

Mujer: Inés Gómez

Hombre 1: José Ignacio Molina

Caraca: Julián Madrid

Mujer 2: Conchi Cordero

Niños: Alonso Arribas, Ana García, Aurora Arribas, Pablo Gaarcía, Mauro Arcos, Galia Villaluenga, Inés Gutiérrez

Músicos: Pablo Leitón, Juan Luis Moya, Luis Arroyo, Pablo Serrano, Pablo Díaz, Darío Carmena

Dirección: Ernesto Duque






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