JUGLAR: Un redoble de tambor llama la atención del público.
Un juglar al lado del tambor grita:
¡Vengan vecinos vengan!
Cuando se ha hecho coro comienza a recitar con voz fuerte y ampulosa:
Les quiero contar amigos una historia singular ganada siempre por buenos, los perdedores no lo quisieron contar.
Y no empiezan en los romanos comienza siglos atrás con mil héroes y villanos que vivieron y murieron en este sacro lugar.
Carpetanos los llamaban y ya os hablo de Añover carpetanos que en el Tajo cazaban pescaban y podían beber.
Es una historia muy larga tan larga, tan larga que he de acortar.
Os contaré una batalla que hubo cerca del lugar.
Aníbal era un gran jefe de un Ejército singular, de africanos elefantes, caballos y soldados…, sin contar, que un verano de calor querían cruzar el río para volver a Cartago después de luchas y líos
Llevaba el ejército africano esclavos, ganados, granos que con violencia arrancaron en tierras del norte hermano.
Aparece una mujer (M) vestida con harapos y con muchos y despeinados pelos, preguntando a un hombre barbudo (H1), mal vestido de guerrero, grande y armado de una gran espada.
M. ¿Tu estuviste en la reunión del río Tajo?
H1. Si claro, es la reunión más grande que se ha hecho. Estaban los jefes de todas las ciudades y
aldeas de los alrededores con sus gentes de armas dispuestos a luchar en unión ¡lo que nunca se hace! Fue muy emocionante ver a todos los pueblos carpetanos juntos.Además estaban grupos de vettones y de
vacceos del norte que habían venido huyendo del gran ejército que les
atacó.
Hubo un conclave de jefes, yo estuve de
guardia de la tienda y luego salió Hilerno jefe de Toledo y nos contó que los
del norte, vettones y vacceos sabían cómo luchaban los que venían a nuestras
tierras.
M. Yaaa,
¿Y cómo venían?
H1. Pues venían un gran número de
guerreros, con gran organización y armas. El jefe de ellos, Aníbal, traía
muchos jinetes africanos númidas, también traían carros de guerra y grandes
alifantes. No convenía una lucha en campo abierto, no nos convenía que la lucha
fuera a caballo, como muchos de los nuestros querían, a los pueblos del norte
los masacraron cuando salieron de las ciudades a luchar.
M. Bueno y ¿entonces que hicisteis?
H1. Los jefes decidieron esperarles en
el vado del río por donde tenían que cruzar, sobre todo porque venían muy
cargados, con mucho grano y mucho ganado que habían robado a nuestros hermanos
del norte.
Nuestra gente estaba muy animada, era una
fiesta, si vencíamos el botín era grande. Hubo una gran comilona y mucha
hermandad, lo pasamos muy bien.
Se reunieron todos los adivinos, unos
leyeron el vuelo de las aves, otros estudiaron las vísceras de los animales
sacrificados. Las famosas augures del río leyeron los mensajes de las ninfas
Barcilienses en la corriente de agua y en los árboles…
M. Que interesante ¿Y qué dijeron los
augures?
H1. Todos los adivinos hablan mucho y
muy enrevesado. Yo entendí que Aníbal era un protegido de los dioses pero que
nosotros tendríamos un día bueno para vencer lo que produjo gran alegría, en un
día les venceríamos.
M. Vosotros erais muchos, ¿Ellos también eran
muchos?
H1. Si, se acercó a cruzar el río un ejército
enorme. Yo me subí a un árbol y desde la altura pude ver lo que nunca había
visto, iban por grupos, cada grupo llevaba las mismas armas, con corazas,
escudos y cascos.
Traían muchos caballos y detrás carros con
cuchillos en la ruedas tirados por cuatro caballos, traían unos monstruos
horrorosos con colmillos grandes y patas gordas que tiraban más que 20
caballos, dicen que se llaman Alifantes.
Detrás los grupos de a píe con columnas de
esclavos, carros con grano y grandes rebaños de ganado.
Nosotros les observábamos y esperamos
escondidos en los sotos más frondosos a la orilla del río.
M. Pero os sacudieron ¿N0?
H1. No, no, el primer día de batalla,
ellos trataron de entrar en el soto con caballos ligeros, pero desde los
árboles y por todos lados les descabalgaban y sufrieron graves pérdidas.
Después entraron con guerreros a píe y les plantamos cara les dimos bien. La lucha
fue muy encarnizada murieron muchos de ellos.
Luchamos y luchamos hasta el anochecer, ya
estaban vencidos pero con la noche nos retiramos a la otra orilla para rematar
la faena al día siguiente. Pero sabes, … es un mal bicho ese Aníbal.
M. ¿Y qué pasó el segundo día?
H1. Mejor que te lo cuente Caraca que
fue con sus dos hijos, mira por ahí viene.
(Aparece otro guerrero (Caraca), con un llamativo descalabro en la cabeza)
M. ¡Hola Caraca! ¿Qué te ha pasado en la
cabeza?
Caraca. Una desgracia ¡Con lo bien que nos
fue el primer día! El segundo día fue una desgracia.
M. ¡Pero con lo contento que ibas a la
lucha! ¿No decías que ibas a traer muchas riquezas?
Caraca. Si
hubiera podido…. Con todos los carros cargados que llevaban,… me habría traído
uno y mis hijos otro.
M. ¡Qué mala suerte! Y encima
descalabrado.
Caraca. Pues la lucha la llevábamos bien, casi
los habíamos vencido. La pena es que comenzamos a luchar tarde, todo empezó al
mediodía, los combates se prolongaron y la noche se nos echó encima.
Nos tuvimos que retirar a la otra orilla
del río, de noche no se lucha y la gente estaba muy cansada. Pusimos centinelas
y a dormir.
Al
amanecer volvimos a por ellos, queríamos rematar a faena.
M. Si
claro, creo que la rematasteis bien.
Caraca. Este segundo día fue una desgracia. Nos
estaban esperando en su orilla del vado del río.
Dejaron pasar el río a los primeros, pero
pronto cortaron el paso por su orilla con caballos y alefantes. Debieron tomar
esas posiciones por la noche, nosotros casi todos cruzábamos el río a pie y con
el agua no podíamos movernos bien.
A mí me pillaron cruzando el vado, uno chiquitito montado en un caballo negro llevaba la cachiporra más larga de todos y me sacudió por detrás.
M. Pero si te llevaste a tus hijos, no
te avisaron.
Caraca. No me dio tiempo a nada, con el agua
a la cintura apenas me podía mover y ellos nos estaban esperando montados en
sus caballos.
Cuando me pegaron el trastazo en la cabeza
me llevó la corriente del río y eso me salvó. Mas abajo me sacaron mis hijos,
que no habían cruzado el río y luego me lo contaron.
Autor: Félix
Alejandro Sánchez Sánchez.
Elenco
Juglar: Eduardo Salgado
Mujer: Inés Gómez
Hombre 1: José Ignacio Molina
Caraca: Julián Madrid
Mujer 2: Conchi Cordero
Niños: Alonso Arribas, Ana García, Aurora
Arribas, Pablo Gaarcía, Mauro Arcos, Galia Villaluenga, Inés Gutiérrez
Músicos: Pablo Leitón, Juan Luis Moya,
Luis Arroyo, Pablo Serrano, Pablo Díaz, Darío Carmena
Dirección: Ernesto Duque
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