La historia que voy a contar,...
Es una
historia veraz
Es la
historia de unas gentes
La gente de
aquí, del lugar.
Gente
sencilla y corriente,
GENTE, que tuvo que aguantar
Y sufrir en
propias carnes
Del invasor,
su atrocidad.
En mil
ochocientos nueve,
Bajo el
dominio imperial
De Napoleón
Bonarparte,
España
¡invadida está!
Siendo más
fuerte el dominio
Más que en
pueblos, en ciudad.
Pero ¡escuchen! Aunque aquí
Había cierta
tranquilidad,
Ocurrieron
unos hechos
Que al
pueblo, le hicieron temblar.
Los hechos
así se remontan
A una fecha
en singular,
El día nueve
de agosto
¿Qué creen
que pudo pasar?
¿Qué pasa en
el mes de agosto?
¿Hay alguna
festividad?
¡San
Bartolomé! ¿Quién lo duda?
Días para
beber y cantar.
Volvamos a
nuestra historia,
Guardado
está, el cereal,
Los huertos
siguen con frutos
Una envidia
¡el melonar!
Poco le
falta al pimiento
Para hacerlo
en “ensala”
Mientras sus
gentes ¿qué hacen?
¿alguién lo
sabe? Alla va:
Preparaban
feria y fiestas
Con la
ilusión de empezar.
Unos
buscaban "un hato"
Otro
limpiaba el zaguán.
Asaba
pimientos, este.
Aquel "
se iba a pelar"
Y ese que no
había acabado
Termina de
enjalbegar.
A estos y
otros menesteres
Procedían
con afán
Cuando de
pronto unos ruidos…
Pero…¡Que
digo!¡No sigo!
Mejor, me
voy a callar.
Vean con sus
propios ojos,
Desde el principio… al final.
NICOLAS. - ¡Buenos días tío puchero!
TIO PUCHERO. - ¡Hombre, si está aquí el señor Nicolás! el vende más de la plaza de la cebada, o de la puerta de Toledo, lo que quieras ver.
En la mesa cercana a los forasteros, uno de ellos pregunta al otro
CAMPANILLO. - ¿Qué dice este de la plaza de la Cebada y de la puerta de Toledo?
Los forasteros:
CAYETANO. - ¿no sabe usted donde está la plaza de la Cebada?
CAMPANILLO. - La verdad que lo he oído, pero ¡ni la más remota idea de donde está!
FRANCISCA. - ¡Por Dios señor, si la tenemos en Madrid! es donde más se vende el grano y las hortalizas de toda España. Si quiere usted vender, váyase allí y si no quiere pasar se queda en la mismita Puerta de Toledo y rápido, si el género es bueno y le conocen, se lo van a quitar de las manos.
Entra a la taberna Nicolás.
NICOLAS. - ¡Ponme un chato de vino, que tengo “ser”!y pon de beber también a estos dos esguandramillaos que, seguro que están secos y no tienen ni “medio real”, tanto hacerse los remolones y a la hora de la verdad, mucho darle al pico, mucho darle al pico y no tienen ni pa alternar.
GENOVEVA. -Se te ve contento Nicolás, y vienes mu aviao, sé que te habías ido a Madrid ¿Qué, vienes de picos pardos?
NICOLAS. - ¿De picos pardos? De hacer los menesteres que todo hombre de bien debería de hacer. Ahora mismo llego de Parla. Hace cinco días que me fui a Madrid, con mi carro y mis mulas a vender los melones.
GUINDILLO.- ¿Y … cinco días has tardado?
NICOLAS. - ¡Hombre, claro! Primero que vas, haces noche en Parla, porque la mula no aguanta, llegas a Madrid, vendes, te acuestas, vuelves a Parla y te vienes “paca”, cinco días.
CAMPANILLO. - ¿Y los vendes bien?
NICOLAS. - ¿Qué si los vendo bien? ¡vaya melones!¡los primeros y adelantaos! No sabéis bien como me los quitan de las manos. Aunque unos salgan buenos y los otros regulares, no veáis lo famosos que son, desde que hace tres años, un escritor se le ocurrió la idea de mencionarlos en una comedia que ahora representa en el teatro de la Cruz. No me hace falta ni siquiera pasar a Madrid y ya los tengo todos vendidos.
TIO CAMPANILLO. - ¿Y cómo están las cosas por Madrid?
GENOVEVA.-¡ Pufff! según vienen contando las cosas tienes que estar mu mal, hablan que si de los gabachos, que si traen a todo el mundo a reopelo, que no respetan na de lo que tenemos en estas tierras, vamos, que son unos valientes cabrones.
TIO GUINDILLO. - Yo estuve el año pasado en Madrid, pal mes de mayo, y fíjate por donde, en el palacio real, se empezó a agolpar la gente, diciendo que se llevaban a los hijos del rey, yo no sé ni quien son, pero la gente, empezó a alborotarse y se formó una mu gorda, cuando vi tanto jaleo, puse el rabo entre las piernas y me vine pal lugar.
GENOVEVA. - Pues pa esas fechas… ¡Dicen que los franceses que había allí, o los gabachos como tú dices, cogieron a tos los que pillaron, y los pasaron a cuchillo o se liaron a tiros!
TIO PUCHERO. - Pues ahora dicen que, en Madrid, mandan los gabachos y que ni el rey ni sus hijos están en España y que to lo que pillan lo hacen polvo.
TIO CAMPANILLO. - Menos mal que aquí en Añover, no tenemos ninguno de esos, que si no…
NICOLAS. - Como os decía, vengo de Parla, de acostarme allí y me he enterado que estos franceses quieren pasar por el pueblo para ir hacia Almonacid, pero no creo que eso sea verdad, nosotros estamos mu a gusto aquí y no creo que quieran na con nosotros.
TIO GUINDILLO. - ¿se cuentan allí algo del médico deVillaluenga? Creo que es un tío de muy señor mío, que se llama, se llama…
TIO CAMPANILLO. - Juan Palarea
TIO GUINDILLO. - Eso es, por lo visto, ha dejao sus cosas y se ha echao al monte pa dar escarmiento a esos gabachos.
GENOVEVA. – Sí, hoy se oye mucho de gente, aún con dinero, que se ha echado al monte, dejando sus cosas y se han hecho bandoleros para escarmentar a los franceses.
TIO CAMPANILLO. – Salen de la nada, los pegan una paliza, se van corriendo con todas sus pertenencias y es imposible encontrarlos.
GENOVOVA. - ¡Así sí que son unos honrados bandoleros!
Entra Anselmo a la taberna con aires más de señorito.
ANSELMO. - ¡Buenos días Tío puchero! ¡buenas a todos los aquí presentes!
(Anselmo entra de muy buen humor y canturreando (alguna canción del pueblo). Viene vestido muy moderno para la época.
TIO GUINDILLO. - ¡Hablad bajito que viene Anselmo!
TIO PUCHERO. - ¡Coño! desde que estás trabajando enAranjuez, en las tierras del rey no hay quien te reconozca, no pisas por el pueblo pa na, pareces un afrancesado.
CAMPANILLO. - ¿Qué es eso de un afrancesado?
CAYETANO. - Son los que están de acuerdo en las ideas de los franceses, seguro que éste, como está trabajando en las tierras que ahora dicen que pertenecen al nuevo rey Pepe Botella, tendrá algún beneficio, le untan bien y no pone ninguna pega a que estemos ocupados por los gabachos, le visten, le dan de comer y el a lamerlos el culo ¡si no tendrá ni idea de los ideales que tienen!
ANSELMO. - ¡Ponme un chato de vino bueno! Vengo de la barca de Requena y lo que me han puesto es una mierda, se me va la cabeza por todos lados.
TIO PUCHERO. - ¿Como lo quiere el Príncipe de la Paz? ¿Tinto o blanco?
TIO CAMPANILLO. - ¿Príncipe de la Paz?
CAYETANO. - ¿No sabe quién es?
TIO CAMPANILLO. - ¡Pues no!
CAYETANO. - El señorito Godoy, menudo fulano, solo le falto ser rey, dicen que ocupó todos los cargos y que hasta se acostaba con la reina María Luisa y el rey Carlos, tan contento. Un fulano que salió de la nada y que llego a lo más alto.
TIO GUINDILLO ¿Y el infante Fernando, que ahora dicen que es el rey, pero que no es el rey, que yo estoy hecho un lio, no decía nada?
GENOVEVA. - ¿Qué no decía nada…? Calla, calla… si por lo visto ha habido más tiras y aflojas entre los reyes, Godoy y Fernando que nada. Si por eso se han metido aquí los gabachos. Vinieron engañándonos que iban a Portugal y que iban a proteger al pobre Fernando y mira tú como nos vemos ahora.
TIO CAMPANILLO. - ¿y dónde están los reyes ahora?
FRANCISCA. -En Francia, y el infante o el rey, que ya no sé lo que es, también.
ANSELMO. - ¡que sabréis vosotros sobre la vida de la corte! Habríais tenido que ver lo que vi yo en Aranjuez en el mes de marzo de año pasado.
TIO GUINDILLO.- ¡Cuéntanos que viste!
Una de las mujeres que están en la casa de al lado sale al lado de la taberna, enjalbegando y escucha.
ANSELMO. – Estaba yo cerca de palacio, cuando un tal Tío Pedro, seguido de una turba… ¡Pon otro chato de vino!
RAMONA. - ¡Están hablando del TIO PEDRO! ¿Sabéis quién es?
LIBORIA. - ¡No!
MATILDE. – El Conde de Montijo, iba vestido de aldeano
RAMONA. - ¿El conde de Montijo…? ¿Por qué se disfrazó así?
MATILDE. – Para que no le reconocieran como noble.
RAMONA. - ¡Claro! El Conde de Montijo siempre ha estado a favor de la causa de Fernando ¡si hasta dicen que le desterró el rey Carlos!
ANSELMO. – Pues como os comentaba, salió con una turba de gente a las que su unieron más y más personas y se fueron hasta el mismo palacio de Godoy.
TIO GUINDILLO. – Y de todos es sabido lo que pasó allí.
TIO CAMPANILLO.- Quemaron muebles, se llevaron joyas y cuadros…
Dos mujeres al otro lado de la taberna están cargando un carro con paja.
AMBROSIA. – Vamos Consuelo, que ya nos queda poco para terminar de cargar el carro.
CONSUELO. – Sí, ahora terminamos esto y a otros menesteres ¡esto no se acaba nunca!
Se oyen disparos y sonidos como si se forzaran puertas rompiéndolas. Entran tres grupos de soldados franceses. El primero por la parte de la iglesia, llevan consigo objetos religiosos dorados y plateados. El segundo grupo entra por la parte lateral donde se encuentran Ambrosia y Consuelo, entran por la puerta del granero, y se llevan algún objeto de labranza, sacos de cereal y el carro que estaban cargando. El tercer grupo entra por la parte central, pasando a las casas que encuentra a mano izquierda y a la taberna. Entran y salen de algunas casas al igual que entran a la taberna y a la casa que hay al lado. Salen con varios objetos en las manos. Se marchan juntándose los tres grupos por la calle que queda libre, cantando La Marsellesa.
Llega un campesino a la plaza y pregunta:
¿Qué “estrozo” es todo esto?
¿Qué es lo que ha pasado?
¡Hay fuego en el campanario!
¿Acaso os han robado?
RICARDA:
Mis anillos, mis collares,
De oro, un candelabro,
Los enseres por el suelo
Y en la cabeza ¡un desgarro!
AMBROSIA:
El carro lleno de paja,
Diez sacos llenos de grano,
Los aperos de labranza,
Los garbanzos de este año.
TIO PUCHERO:
Un tonel lleno de vino,
De aguardiente, cuatro frascos,
Los manteles de las mesas
Y dos pucheros de barro.
RAMONA:
Han violado a mi hija,
Por el suelo la han tirado,
No contento el primero,
Han ido dos, tres, hasta cuatro.
CURA:
Un crucifijo de plata,
Las peanas y los mantos,
Una custodia de oro,
Y por el suelo los santos.
RICARDA:
Así no estaremos tranquilas,
No nos crucemos de brazos,
Cojamos lo que tengamos
Y vamos a organizarnos.
CONSUELO:
Yo tengo una guadaña,
Un bierlo y algunos palos,
Que los tenía escondidos
¡vamos a utilizarlos!
TIO PUCHERO:
Yo tengo muchos cuchillos,
Tenedores y dos frascos,
Si los rompemos el culo
¡Servirán para rajarlos!
RAMONA:
¡Por la honra de mi hija
¡Yo me echaré al campo!
¡Me voy con esas cuadrillas
De bandoleros honrados!
CURA:
¡San Bartolomé bendito!
¡Valientes añoveranos,
Defendamos nuestras casas!
¡Viva Añover de Tajo!
Salen todos con objetos en la mano (navajas, hoces, bierlos… ) en pos de los franceses.
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