sábado, 10 de agosto de 2024

MILAGROS DE SAN BARTOLOMÉ EN SU ERMITA DE AÑOVER DE TAJO

Descritos en el libro “San Bartolomé en Añover de Tajo” de  Don Pablo Aparicio en 1878. Copio del libro. 


Los que obraron por intercesión del glorioso Apóstol San Bartolomé fueron tantos, que en 1642 se abrió un expediente para probarlos, como ya queda dicho, por mandato de los señores del Consejo de Gobernación de este Arzobispado, Sede vacante, a petición del Lic. Don Gerónimo Ortega, mayordomo de la ermita. A efecto comisionaron a los Rdos. Curas Párrocos de San Miguel el Alto de la ciudad de Toledo, el de la villa de Gálvez en esta provincia, y el de esta feligresía de Añover, que lo era a la sazón el Licenciado D. Bartolomé Serrano de Moreta, para que informasen respecto a los hechos y personas en cuyo favor se verificaron y se mencionan en la petición, feligreses respectivamente de las expresadas parroquias.[i]

Cual fuese el resultado de las averiguaciones, que debieron hacerse los citados Párrocos de San Miguel de Toledo y villa de Gálvez, no lo sabemos, limitándonos por tanto al que dieron por evacuadas por el de esta villa, único que tenemos a mano y para el caso suficiente [ii]

Entre otros milagros, de se que hizo relación en la información practicada por el referido Cura de esta parroquia, fueron aprobados y autorizada su publicación en concepto de tales por el expresado tribunal[iii], los obrados en favor de Bernabé Berrueco y Sebastián de Salas, vecinos de Torrejón de Velasco, como veremos después. Prescindiendo de las declaraciones, que sobre ellos prestaron diferentes testigos, nos limitamos a transcribir las que, en debida forma, hicieron los mismos interesados.

La del primero dice así: “En la villa de Torrejón de Velasco a 13 días del dicho mes de Marzo del dicho año (1642), para la dicha probanza, su Merced el dicho Juez mandó comparecer ante sí a Bernabé Berrueco, vecino de esta villa, del cual se recibió juramento en forma de derecho, y le hizo y prometió decir verdad; e siendo preguntado por el tenor de dicho pedimento, dijo:” Que lo que sabe e pasa es 

que, siendo de edad de 30 años, estando ahoyando la viñas de esta villa, se quebró de un lado, y tuvo una potra tan grande, que fue necesario ponerle un braguero de hierro, para poderla sustentar. Y estando muchos días malo, por espacio de dos años, no solo no podía trabajar, pero aún ir de su casa a la Iglesia o plaza no podía, sino era sentándose muy amenudo, por los grandes dolores que tenía; y, habiéndolo hecho algunas curas, nunca sanaba, antes estaba peor. E habiéndolo visto Ana Morena, viuda de Pedro de Salas, vecina de esta villa y de este testigo, le dijo que se encomendase muy de veras al señor San Bartolomé y ofreciese en su día ir visitarle en su ermita, que está en la villa de Añover de Tajo; pues sabia los grandes milagros, que este Santo hacía con semejantes enfermedades; que ella iría con él. Y este testigo se ofreció con gran devoción, pidiéndole al Santo le sanase. E fue a visitarle en la dicha ermita la víspera y día del señor San Bartolomé, a 24 de Agosto habrá 11años, poco más o menos. E habiéndose lavado con el agua, que cae debajo del altar del Santo, y untándose con el aceite de la lámpara, y confesándose en la santa casa, estando recibiendo la comunión en ella en la primera Misa, que dijo el capellán (que era un clérigo muy viejo) en compañía de María de Cubas, su primera mujer, y de la dicha Ana Morena y de Tomás Fernández, todos vecinos de esta villa, en cuya compañía fue desde ella a la dicha ermita en habiendo comulgado, sintió como se le había caído el braguero, y a voces delante de los dicho y de otros muchos que había allí, que no conoció, dijo, sacando el braguero y enseñándole a todos; cómo le había sanado el Santo. Y desde entonces quedó milagrosamente sano, de tal suerte, que puede cavar, harar y hacer otros ejercicios, como ahora los hace, sin tener ningún impedimento, ni haber tenido achaque, ni dolor, ni otra reliquia de él. Por lo cual, agradecido a la merced que le hizo Dios, por intercesión del Señor San Bartolomé, ofreció de ir todos los años en su día u octava, a visitar su santa casa, como ha hecho siempre”.

Continuando el susodicho Berrueco, por lo que respecta a otros casos idénticos, que el mismo presenció, añade: “Y este mismo día (en el que se vio

sano) lavándose en la bóveda, llegó un hombre viejo, que le parece que tendría más de 70 años, y le dijo; que tenía una gran potra, que se había lugar de lavarse todos. Y este testigo le respondió; que entrase; que para todos estaba allí el agua. Y entró e se lavó, cuando este testigo se estaba lavando. Y después dijo en la iglesia a este testigo en presencia de muchas personas que, como eran forasteras, no conoció; como el Santo bendito le había sanado, haciendo con él un gran milagro; y en voz alta dijo: Señor, si no me conviene para mi salvación, volvedme la enfermedad”.

Continúa su declaración, refiriéndose a otros, y concluye, asegurando “ser la verdad socargo del dicho juramento, pública voz y fama en esta villa (Torrejón) y las de la comarca. Y no lo firmó, porque no sabe, y es de edad de 43 años.

El Lic. Serrano Moreta

Ante mí, Bernardo Martín Plaza, Escribano[iv]

En el libro tenemos contados más milagros, iré contando...



[i] Libro de los Milagros, folio 2.

[ii] Este expediente, que venimos llamando libro de los Milagros, se conserva íntegro en esta parroquia, compuesto por 36 hojas en pliego. El mismo, cuya lectura me movió a escribir esta obrita.

[iii] Según consta en la página 38 y siguientes de este opúsculo.

[iv] Al pie de la letra del libro de Milagros; folio 19 y siguientes.

POTRA: Especie de hernia o rotura interior, que se causa por bajar las tripas à la bolsa de los testículos.

Fotografía en blanco y negro, bajada de San Bartolomé a la ermita en 1944, fotografía de María Victoria Escribano Muñoz

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