miércoles, 22 de noviembre de 2023

Hoja en blanco, escrito de Luis Javier Escribano Gómez.

Os presento el texto con el que  he participado en el IX Certamen de Relato de Breve de Illescas. Es la primera vez que presento un relato a concurso. Me queda mucho por  aprender.

Por si queréis echar cinco minutos de lectura.

Desde aquí, mi enhorabuena a los finalistas entre los que me incluyo y a la ganadora. 

Bien merecido.

Hoja en Blanco

Fogonazos impertinentes y descaradas estrellas fugaces aparecen sin avisar, iluminando un instante, que quizá no se vaya a repetir por un tiempo. Ha de evitar el riesgo de que se pierdan en el túnel de la desmemoria, no va a permitirse dejarlas escapar, han de ser reclutadas y almacenadas. Quién sabe cuando podrán encajar en su próxima... historia. El particular cazador, tiene por costumbre, situarse en diferentes puntos de la ciudad, normalmente en lugares transitados, armándose de paciencia, observa a transeúntes, imagina vidas ajenas y compara las diferencias entre los distintos barrios, como si un estudio sociológico se le hubiera encargado.

Desde sus inicios, le acompaña un bolígrafo y una impoluta hoja en blanco, en la que cabe el todo y la nada, a la espera de ser desdoblada. Lo que más desea es, invadir la blancura de esa hoja con caracteres encadenados y tachones, dándole sentido a renglones sueltos, que a la vez irá hilando convirtiéndolos en historias con sus respectivos desenlaces es, de las tareas que más le reconfortan.

Hoy es domingo y se encuentra en una de las calles más concurridas de la ciudad, en la que todos somos protagonistas y secundarios a la vez. Ha tomado asiento a escasos metros del escaparate de unos grandes almacenes. Se mantiene observador, mirando a uno y otro lado, tratando de fijarse en detalles que para la mayoría pasan inadvertidos, pero la afluencia de peatones es abundante y diversa, lo que hace difícil el seguimiento.

De improviso, el inmenso cristal, le regala un reflejo que le aguanta la mirada durante unos interminables segundos, lo último que esperaba era cruzarse con él, se queda desconcertado y, la retira de inmediato. Considera tomarse un par de minutos para reflexionar y se pregunta… ¿Y por qué, no?. ¿Seguirá ahí o se habrá escurrido entre la multitud, calle abajo? Cree haber descubierto lo que andaba buscando.

Decidido, despliega la hoja, al igual que una gazania recibiendo los rayos del sol. Escribe a gran velocidad, de manera poco legible, sabiendo que después le será difícil de entender. No quiere desperdiciar ni una sola idea del torrente de pensamientos que le han invadido.

Levanta la vista y… no, no se ha movido, ahí sigue, con mas intensidad. De nuevo un cruce de miradas, se analizan con el rubor de saberse descubiertos, esos ojos son los mismos de siempre, pero la mirada es diferente.

Comienzan a hablar sin abrir la boca, se atropellan, no hay manera de que hable uno y el otro escuche.

La avalancha de recuerdos no da tregua. La mirada ahora nostálgica, lo retrotrae varias décadas atrás, cuando de niño paseaba por esa misma calle de la mano de sus padres, creyendo que esos paseos y su protección serían para siempre.

Se embarca en un viaje que tiene por destino, el pasado. Sabe que sólo es una visita a la infancia de un niño alegre e inocente, del que ya poco queda.

Le reprocha la premura que tuvo en la adolescencia, por hacerse mayor.

Comenta que ha sido arrastrado por la corriente de los años, la vida adulta no está siendo todo lo fácil que él imaginaba, sin embargo reconoce que guarda rescoldos de aquella época, que le sirven de refugio para evadirse.

Entre confidencias y reproches, rodeados por la multitud, han creado un oasis en medio de la vorágine.

Mientras, sigue conversando y escribiendo con avidez. La tarde ha pasado fugaz, el sol ha comenzado a esconderse, a la vez que el cielo se tiñe de naranja, los transeúntes se van dispersando y entre tanto el reflejo se va desvaneciendo. Satisfecho con el inesperado reencuentro, llega la hora de despedirse.

Las entrañas abiertas de par en par han comenzado a replegarse y la hoja ha dejado de ser blanca impoluta. De vuelta a casa, sumido en sus pensamientos advierte que en el lugar menos esperado ha encontrado, su historia.


Luis Javier Escribano Gómez



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