miércoles, 7 de septiembre de 2022

BEATRIZ DE SUABIA (3) - Ponencia de Cecilia Gómez Robles (7 de marzo de 2022)

1ª mujer de Fernando III (la segunda fue Juana de Ponthieu)

Beatriz de Suabia (1202 ¿? – 1235)

Una figura injustamente olvidada por la historiografía.

Continuación …

Pese a que Beatriz fue reina de Catilla durante diecisiete años (1219 – 1235), son muy pocas las menciones que se hacen a ella en las crónicas de ese período. Generalmente todas las referencias eran a los nacimientos de algunos de los 10 hijos que tuvo. También es cierto que estaba siempre presente con su marido en los acontecimientos importantes de su reinado, algo que hacía ver la buena relación que tendrían.

Una de las menciones que hace la historia de Beatriz como parte activa de la vida política de su marido Fernando fue pocos meses antes de morir que actuó como mediadora entre Fernando y Alvar Pérez de Castro, este último había sido un importante colaborador del rey en el tema de las conquistas, pero había discutido con el rey al casarse con Mencía, hija de un enemigo real sin habérselo consultado a él. Las crónicas latinas describen como Beatriz junto con Berenguela intervienen juntas buscando lo mejor para los intereses de Fernando y la corona castellanoleonesa. Este tipo de colaboraciones entre las reinas no era algo anecdótico sino una pauta durante el reinado de Beatriz, quien siempre se apoyaba en la sabiduría de Berenguela en lo relativo a los asuntos políticos, pero que decidió dejar en manos de Berenguela todos estos asuntos y centrarse en su papel de madre y esposa, por eso es tan normal la escasez de testimonios sobre su persona.

Tanto era el cariño de Berenguela hacia Beatriz que la muerte de nuestra protagonista sumió en una profunda tristeza a doña Berenguela, lo que sabemos es que Beatriz falleció en la ciudad de Toro el 5 de noviembre de 1235, unos días después de haber muerto su hija María, mientras acompañaba a Fernando en su viaje a tierras leonesas, concretamente a la zona de Ponferrada. El monarca se había dirigido a esa región recientemente incorporado al de Castilla, para administrar justicia y solucionar algunos conflictos. Tras terminar esa labor, el matrimonio emprendió el regreso posiblemente hacia Valladolid, en la localidad de Villalobos la reina comenzó a sentirse indispuesta, por lo que fue trasladada a Toro el 3 de noviembre, donde moriría dos días después. Su cuerpo sería llevado al monasterio de las Huelgas y enterrado al lado de Enrique I, de donde fue trasladada por orden de su hijo Alfonso X en 1279 hasta la capilla Real de la Catedral de Sevilla, lugar donde reposa hoy junto a los de su marido y su primogénito.

Si en algo coinciden todas las fuentes, es en el dolor que embargó al monarca tras la muerte de su esposa. Todas las crónicas apuntan a la veneración que tenía el monarca hacia su esposa. De hecho no se conoce ni una sola desavenencia entre ambos y se habla siempre de la casi continua convivencia de la pareja durante sus dieciséis años de matrimonio. Por lo cual, diversos estudiosos los han calificado como el matrimonio más feliz de la monarquía española.

Pero el fallecimiento de Beatriz no solo afectó a su marido, también a su primogénito Alfonso, cuando él tenía casi 14 años, el recuerdo de su noble madre cuya sangre imperial llevaba él en sus venas será un punto fijo de referencia a lo largo de toda su vida, llegando incluso a ser la causante de su proverbial amor hacia la cultura y las artes. El propio Alfonso X dio testimonio del profundo amor que sentía hacia su madre en una de sus obras más personales.

No obstante este dolor por el fallecimiento de la reina llegó a las gentes del reino, ellos lamentaron profundamente su muerte ya que adoraban a su reina tan virtuosa, discreta y sencilla. Fue un sentimiento generalizado el cual plasmó un poeta notable de la corte en un bello poema:

Dios nuestro Señor: ¿qué provecho obtenéis ahora con destruir así este mundo, puesto que la mejor señora que existía aquí ni existió nunca –fuera de vuestra Madre– os llevasteis de él? Y cuidasteis muy mal este mundo falso y desleal, pues, cuanto había de bueno, os lo llevasteis en un día. En aciago día y hora creó Dios el mundo, pues no dejó aquí ningún consuelo y se llevó a la buena Reina que fuera Doña Beatriz. Os diré cómo era: No hizo Dios otra semejante, y, por Santa María, no se hallaría otra en el mundo que la igualase en bondad

La presencia de la reina en el trono castellano no solo dejó un recuerdo en su familia y en su pueblo, sino que también tuvo una serie de consecuencias políticas derivadas de su procedencia germana y que afectarán de manera positiva al reinado de su primogénito Alfonso X el sabio.

Es cierto que a ojos de los cronistas Beatriz fue una figura que pasó desapercibida, y como consecuencia injustamente menospreciada por parte de la historiografía moderna. Pero esta princesa alemana, descendiente de emperadores por partida doble, tuvo una vida corta pero intensa en la que participó de manera activa en acontecimientos importantes del siglo XIII para el imperio germano y la corona Castellana.

Durante los dieciséis años que duró su matrimonio, doña Beatriz no solo crio a sus 10 hijos, sino que intervino de la mano de Berenguela de cualquier acontecimiento que se la requería, pero la consecuencia más decisiva de su actuación como reina fue el fortalecimiento de relaciones germanas y la corona de castilla, vínculos que permanecerán durante muchos años.

Próxima entrada sobre Doña Berenguela ...

Texto preparado por Cecilia Gómez Robles, para el desarrollo de su ponencia “Dos mujeres importantes en la vida de Fernando III “El Santo”, el lunes 7 de marzo de 2022 en el Centro Cívico Manuel Escribano de Añover de Tajo



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