jueves, 21 de julio de 2022

SE DIFUMINAN LAS VEREDAS ...

Nostalgia de Juventud en Añover

Es bueno disfrutar de la poesía, Félix la titula "Se difuminan veredas ...", el subtítulo es cosa mía.

Se difuminan las veredas ...

Si, se difuminan veredas, 

lo que parecía eterno

se ha olvidado a la ligera, 

en el molino del tiempo 

se ha triturado su esencia.  

¿Dónde se hallará aquel pueblo 

de costumbres solariegas,

de usanzas tan duraderas? 

Queda el poso del recuerdo 

¡Pero qué poco que queda!  

 

De Añover participé 

e joven, con su alegría

 y de su gente aprendía

 de las cosas el porqué

y…¡Ay! Sin sentirlo crecía.  

Pocos años, muchas ganas, 

muchos juegos, pocas penas;

 curiosidades tempranas

cual perro nuevo husmeaba 

vivencias, pruebas sin veda.  

 

Bullendo entre los cerros, la escuela, 

La Plaza Grande y las eras.

La bola el mundo, la enciclopedia, 

el maestro y la correa

en viejas sillas de enea; 

islote en un bravo mar

con propósito en formar

mentes de tenues ideas.  

 

El fútbol, dola o la taba, 

las bolas, las chapas eran la tarea.

Amigos de corazón,

 tener hincha y pescozón, 

andanzas, riñas y dreas.

 

El padre, la obligación

 y ayudar lo que se pueda;

percibía desde mi grada

 atareos en riada

 y su fluir me impregnaba.

Amable el sol y tierno el hielo

 en aquel tiempo sin prisa,

cadencia del ave en vuelo,

 cotidiana sobriedad,

 ágil y fácil la risa.  

Cimbreaban las ideas

 al compás de nuestra vega

 encismadora de trinos,

 devoradora de afanes,

amasadora de siglos.  

 

Batallones de azadones, 

los horquillos en guerrilla,

formaciones de tractores,

muerden, cavan, mutan, trillan

los sotos hasta la orilla.  

 

Agricultor o medianero 

que en sus manos lleva al campo,

“ajustao” o al jornal 

más curtidos que el esparto,

de alforja, albarca y peal, 

aguaderas y un costal

de honestidad y recato

 y el borrico del ramal;

 “pa” la taberna un real

¡Pon pajarito y un chato!  

Dónde se hallan sus resuellos

, sus alegrías y sus penas,

sus esfuerzos, sus empeños,

largas jornadas, … carencias;

 se esfumaron en los vientos,

se les siente cuando arrecian,

 corre el molino del tiempo.

Queda rescoldo, recuerdo, …

 sus hijos y primaveras.

Había un jergón en el chozo 

fuera caceras, culillos,

con los riegos a organillo.

Anda, sube el melón del pozo

 y con la mies echa parva

a dar vueltas con el trillo.  

Firmes, ajados, callosos

 de azadón, torna y rastrojo,

 contra el sino de los vientos

criaban asombros gustosos:

 Rabioso grana el pimiento

 cuyo asado es tan meloso,

 fina cebolla del huerto,

melones que te hacen dichoso

pepinos y “yervabuena” un concierto

 espárragos tiernos, pomposos,

 corcel a edén, el tomate.

Tanto sudor, tanto tiento

 y en el mercado ¡A “rivate”!

Cambiaron las circunstancias,

 no hay lechón de San Antón,

ya no hay velos, ni hay enaguas,

 ni “ataeros”, ni al pilón,

 ya no se ven avutardas

ni títeres, ni pregón.

 

No viene San Bartolomé

 por la larga el malecón,

qué fue de aquellos cantares

 con acentos de pasión.

Qué del gozo de los mozos

 de ir “aviáo” a la “función”;

 tupé, pasodoble y banda,

 y bailando el “Pestebón”;

 las golondrinas miraban

 los toros, la procesión,

“cobetes” y “limoná”,

 torraos, bailar “agarrao”

novios nuevos e ilusión.

Pompones y panderetas,

 quinto sediento a mostrar

que ¡Ya es hombre de verdad!

Soez cantar y pirueta,

 bandera y la “bacalá”,

hazme caso y da pesetas,

 mozos nuevos, paponas…

 

Época de Los Tropicana,

 del submarino amarillo,

The Beatles de larga melena,

 del Cordobés y su flequillo, 

de hondos cantares de penas,

 de “cintas” de americanos,

de romanos en calzoncillos;

 de curas de raída sotana,

los monaguillos “gusguillos”;

 ¡Vamos a merendar!

Vino o aceite con pan,

“sopón”, “civil” o membrillo.

 

Y empezó la discoteca

 con flashes y oscuridad,

 sin sitio para “gacetas”

 no se lleva ir a fisgar

arrumacos de parejas.

La música era la treta

 del joven acercamiento

y cada cual con su receta

de social comportamiento.  

Vestidos de aquí lo tengo

 lucen jóvenes inquietas,

que bailan como sin gana

cuchicheando discretas  

y que se fijen anhelan

machitos que están alerta

que de flor en flor no paran

 y las que escogen… son ellas.

Y quien no baila, en la barra,

 guarda compostura y mueca,

mirando quiere, … bebe y habla.  

Niñas de aprender el “corte”

 de esperanzas de tergal,

de ajuar de ilusiones prietas,

 costura, tesón y pensar…,

en los confites de boda,

 en un hogar con jaretas;

 contigo pan y cebolla,

chimenea y lumbre de paja,

 asperón, tizne en la olla

y agua llovida en tinaja.

 

Casas de buenos “apaños”

 de brasero de picón,

donde se zurcen los sueños

 con prole y justa sazón;

 donde quien manda es el “ama”

 que es la que estira los cuartos

 y… tiende la ropa al sol.

 Y al mediodía un cocido

 que se rebose del plato

¿Tres vuelcos o a lo borracho?

Semana Santa y potaje

 y en verano un buen gazpacho.

 

Corva figura de cuero,

 lágrima, arrugas, mentón,

viejas con negros pañuelos

 un redor y un escobón.

¿Has recogido los huevos?

¿Y “yerva” “pa” los conejos?

 ¡Calla!... que tocan a duelo.

 La mañana es un suspiro

 se va ha secar el puchero.

Yo le tengo que estañar

 pues le ha salido un chispero.

¿Qué has puesto pote o guisao?

No, que tengo un estofao.

¡Cuánto me gusta el cantero!

Yo sin dientes “pa rosnar”

 puches, torrijas espero.

¡Trae capacho y delantal,

 vamos a dar un garbeo!

 

Al fresco con los vecinos

siempre tela que cortar,

corre el aire ¡Vaya alivio!

y el gato en el albañal,

¿A ver quien se va a acostar?

 

Cadencia del ave en vuelo,

 nostalgia mirar atrás

a aquel tiempo sin prisa

 de vivir y poco más…

ágil y fácil la risa.

Fueros de la juventud,

capítulos de cortejo,

vigor, optimismo, salud…

que determinan las suertes

que se acarrean hasta viejos

 y se recuerdan por siempre

con tintes de azul festejo.

 

Se difuminan veredas

¿Dónde se hallará aquel pueblo

 de costumbres solariegas?

 

Apenas sin darme cuenta

 van cambiando las etapas,

 y no siento su escurrir

como culebras se escapan.

 

Se difuminan veredas

 durante siglos trazadas

escarpadas, esforzadas,

sendas maduras, austeras,

 por ellas la gente andaba

 erguida de fiel mirada,

ligera, alegre, certera. 

 

Hoy vamos por carreteras

 rectas, rápidas y llanas,

cómodos y sobre ruedas

no nos da tiempo a ver nada,

 solo instantes, prisas, ganas,

 pero en lo esencial, ceguera.

 

 A veces en un respiro,

 por las tierras de la vega,

me susurran ¿Dónde vais? 

¿Por qué autopistas os llevan?,

Son aquellos que no están

y que por nosotros velan.

Félix Alejandro Sánchez Sánchez, hijo de Añover


Poesía del libro inédito de Félix Alejandro Sánchez Sánchez "Seis cuentos y un lamento", y este es su lamento.

2 comentarios:

  1. Unas historias contadas en prosa y poesía. Totalmente reales. Leyéndolas parecería que anduvimos por el callejón, las eras o en el ambigú. Escuchando a mi abuela y sus hermanas, sentadas al fresco de la noche. Enhorabuena!!!

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  2. Muchas gracias por el comentario, por indicación del autor he modificado la entrada dejando el original, ahora es poesía, un saludo

    ResponderEliminar

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