Nostalgia de Juventud en Añover
Es bueno disfrutar de la poesía, Félix la titula "Se difuminan veredas ...", el subtítulo es cosa mía.
Se difuminan las veredas ...
Si, se difuminan veredas,
lo que parecía eterno
se ha olvidado a la ligera,
en el molino del tiempo
se ha triturado su esencia.
¿Dónde se hallará aquel pueblo
de costumbres solariegas,
de usanzas tan duraderas?
Queda el poso del recuerdo
¡Pero
qué poco que queda!
De Añover participé
e joven, con su alegría
y de su gente aprendía
de las cosas el porqué
y…¡Ay! Sin sentirlo crecía.
Pocos años, muchas ganas,
muchos juegos, pocas penas;
curiosidades tempranas
cual perro nuevo husmeaba
vivencias, pruebas sin veda.
Bullendo entre los cerros, la escuela,
La Plaza Grande y las
eras.
La bola el mundo, la enciclopedia,
el maestro y la correa
en viejas sillas de enea;
islote en un bravo mar
con propósito en formar
mentes de tenues ideas.
El fútbol, dola o la taba,
las bolas, las chapas eran la
tarea.
Amigos de corazón,
tener hincha y pescozón,
andanzas, riñas
y dreas.
El padre, la obligación
y ayudar lo que se pueda;
percibía desde mi grada
atareos en riada
y su fluir me
impregnaba.
Amable el sol y tierno el hielo
en aquel tiempo sin prisa,
cadencia del ave en vuelo,
cotidiana sobriedad,
ágil y fácil
la risa.
Cimbreaban las ideas
al compás de nuestra vega
encismadora de trinos,
devoradora de afanes,
amasadora de siglos.
Batallones de azadones,
los horquillos en guerrilla,
formaciones de tractores,
muerden, cavan, mutan, trillan
los sotos hasta la orilla.
Agricultor o medianero
que en sus manos lleva al campo,
“ajustao” o al jornal
más curtidos que el esparto,
de alforja, albarca y peal,
aguaderas y un costal
de honestidad y recato
y el borrico del ramal;
“pa” la
taberna un real
¡Pon pajarito y un chato!
Dónde se hallan sus resuellos
, sus alegrías y sus penas,
sus esfuerzos, sus empeños,
largas jornadas, … carencias;
se esfumaron en los vientos,
se les siente cuando arrecian,
corre el molino del tiempo.
Queda rescoldo, recuerdo, …
sus hijos y primaveras.
Había un jergón en el chozo
fuera caceras, culillos,
con los riegos a organillo.
Anda, sube el melón del pozo
y con la mies echa parva
a dar vueltas con el trillo.
Firmes, ajados, callosos
de azadón, torna y rastrojo,
contra
el sino de los vientos
criaban asombros gustosos:
Rabioso grana el pimiento
cuyo asado es tan meloso,
fina cebolla del huerto,
melones que te hacen dichoso
pepinos y “yervabuena” un concierto
espárragos tiernos, pomposos,
corcel a edén, el tomate.
Tanto sudor, tanto tiento
y en el mercado ¡A “rivate”!
Cambiaron las circunstancias,
no hay lechón de San Antón,
ya no hay velos, ni hay enaguas,
ni “ataeros”, ni al pilón,
ya no se ven avutardas
ni títeres, ni pregón.
No viene San Bartolomé
por la larga el malecón,
qué fue de aquellos cantares
con acentos de pasión.
Qué del gozo de los mozos
de ir “aviáo” a la “función”;
tupé, pasodoble y banda,
y bailando el “Pestebón”;
las golondrinas miraban
los
toros, la procesión,
“cobetes” y “limoná”,
torraos, bailar “agarrao”
novios
nuevos e ilusión.
Pompones y panderetas,
quinto sediento a mostrar
que ¡Ya es hombre de verdad!
Soez cantar y pirueta,
bandera y la “bacalá”,
hazme caso y da pesetas,
mozos nuevos, paponas…
Época de Los Tropicana,
del submarino amarillo,
The Beatles de larga melena,
del Cordobés y su
flequillo,
de hondos cantares de penas,
de “cintas” de americanos,
de romanos en calzoncillos;
de curas de raída sotana,
los monaguillos “gusguillos”;
¡Vamos a merendar!
Vino o aceite con pan,
“sopón”, “civil” o membrillo.
Y empezó la discoteca
con flashes y oscuridad,
sin sitio para “gacetas”
no se lleva ir a fisgar
arrumacos de parejas.
La música era la treta
del joven acercamiento
y cada cual con su receta
de social comportamiento.
Vestidos de aquí lo tengo
lucen jóvenes inquietas,
que bailan como sin gana
cuchicheando discretas
y que se fijen anhelan
machitos que están alerta
que de flor en flor no paran
y las que escogen… son ellas.
Y quien no baila, en la barra,
guarda compostura y mueca,
mirando quiere, … bebe y habla.
Niñas de aprender el “corte”
de esperanzas de tergal,
de ajuar de ilusiones prietas,
costura, tesón y pensar…,
en los confites de boda,
en un hogar con jaretas;
contigo pan y cebolla,
chimenea y lumbre de paja,
asperón, tizne en la olla
y agua llovida en tinaja.
Casas de buenos “apaños”
de brasero de picón,
donde se zurcen los sueños
con prole y justa sazón;
donde quien manda es el “ama”
que es la que estira los cuartos
y… tiende la ropa al sol.
Y al mediodía un cocido
que se rebose del plato
¿Tres vuelcos o a lo borracho?
Semana Santa y potaje
y en verano un buen gazpacho.
Corva figura de cuero,
lágrima, arrugas, mentón,
viejas con negros pañuelos
un redor y un escobón.
¿Has recogido los huevos?
¿Y “yerva” “pa” los conejos?
¡Calla!... que tocan a duelo.
La mañana es un suspiro
se va ha secar el puchero.
Yo le tengo que estañar
pues le ha salido un chispero.
¿Qué
has puesto pote o guisao?
No, que tengo un estofao.
¡Cuánto me gusta el cantero!
Yo sin dientes “pa rosnar”
puches, torrijas espero.
¡Trae capacho y delantal,
vamos a dar un garbeo!
Al fresco con los vecinos
siempre tela que cortar,
corre el aire ¡Vaya alivio!
y el gato en el albañal,
¿A ver quien se va a acostar?
Cadencia del ave en vuelo,
nostalgia mirar atrás
a aquel tiempo sin prisa
de vivir y poco más…
ágil y fácil
la risa.
Fueros de la juventud,
capítulos de cortejo,
vigor, optimismo, salud…
que determinan las suertes
que se acarrean hasta viejos
y se recuerdan por siempre
con tintes de azul festejo.
Se difuminan veredas
¿Dónde se hallará aquel pueblo
de costumbres solariegas?
Apenas sin darme cuenta
van cambiando las etapas,
y no
siento su escurrir
como culebras se escapan.
Se difuminan veredas
durante siglos trazadas
escarpadas, esforzadas,
sendas maduras, austeras,
por ellas la gente andaba
erguida
de fiel mirada,
ligera, alegre, certera.
Hoy vamos por carreteras
rectas, rápidas y llanas,
cómodos y sobre ruedas
no nos da tiempo a ver nada,
solo instantes, prisas, ganas,
pero en lo esencial, ceguera.
A veces en un respiro,
por las tierras de la vega,
me susurran ¿Dónde vais?
¿Por qué autopistas os llevan?,
Son aquellos que no están
y que por nosotros velan.
Félix Alejandro Sánchez Sánchez, hijo de Añover
Poesía del libro inédito de Félix Alejandro Sánchez Sánchez "Seis cuentos y un lamento", y este es su lamento.
Unas historias contadas en prosa y poesía. Totalmente reales. Leyéndolas parecería que anduvimos por el callejón, las eras o en el ambigú. Escuchando a mi abuela y sus hermanas, sentadas al fresco de la noche. Enhorabuena!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, por indicación del autor he modificado la entrada dejando el original, ahora es poesía, un saludo
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